Visas para emprendedores
¿Qué tienen en común empresas como Apple, Google, Facebook, Amazon, Oracle, IBM y Uber? Aparte de haber provocado una revolución tecnológica de grandes proporciones, todas ellas tienen en común el hecho de que fueron fundadas por inmigrantes, de primera o segunda generación. Hay bastante acuerdo en que la legislación vigente sobre migración requiere una modernización, pero es importante que esto se haga con lógica de siglo XXI, considerando que las tecnologías de información han hecho perder relevancia a la ubicación geográfica de los trabajadores y al domicilio físico de las compañías. La historia de Chile está plagada de ejemplos de inmigrantes que han hecho grandes contribuciones al desarrollo del país, y en años recientes nuestro país ha sido pionero en la puesta en marcha de programas orientados a atraer talento emprendedor, como es el caso del ya mundialmente reconocido Start Up Chile. Buen punto de partida, pero, necesitamos avanzar más. Por ejemplo, otorgando visas a emprendedores extranjeros que quieran desarrollar proyectos en el país, renovables en función del cumplimiento de ciertos hitos.
Si Chile aspira a consolidarse como polo regional de emprendimiento e innovación, no basta con la creación de una red de programas públicos orientados a brindar apoyo a quienes deseen incursionar en estos ámbitos. Este tipo de iniciativas cumple una importante función subsidiaria en todos aquellos casos en que existen problemas de coordinación, asimetrías de información, o donde hay presencia de externalidades positivas que no son debidamente internalizadas en las decisiones individuales de quienes quieren emprender o innovar. No obstante, ello no es lo fundamental. Lo más importante es que el entorno para desarrollar este tipo de actividades sea el adecuado, lo cual requiere de la existencia de un marco regulatorio amigable con el emprendimiento, así como de una infraestructura institucional –respeto a los contratos y a la propiedad privada, entre otros factores- que le brinde el soporte necesario. Pero aún si se contare con todo ello –Chile todavía tiene un buen posicionamiento en esta materia, a pesar del sesgo antiemprendimiento que han tenido algunas de las reformas emblemáticas que ha implementado el actual Gobierno, como la tributaria y la laboral-, ello sigue sin ser suficiente. Un área en la que falta mucho por avanzar es la relativa a la formación del capital humano requerido para poder ser actores relevantes en el mundo de la economía digital, y otra en la que se abre una inmejorable oportunidad de actuar con liderazgo regional es la referida a la atracción de emprendedores extranjeros que deseen desarrollar proyectos en el país. El proyecto Start Up Chile, creado el año 2010, fue absolutamente innovador en la materia, al ofrecer a emprendedores extranjeros la posibilidad de venir a Chile a desarrollar un proyecto, recibiendo un capital semilla y visa de trabajo por un año. En una coyuntura en que la obtención de visas por parte de extranjeros que estaban emprendiendo en Estados Unidos y que querían permanecer en Silicon Valley se hacía más dificultoso, el ofrecimiento de visa de trabajo más un apoyo financiero básico, además de un espacio de trabajo con acceso a banda ancha, junto a la posibilidad de formar parte de una red de emprendedores crecientemente global, ha resultado muy atractivo para muchos. No deja de ser significativo que, desde la creación del programa hasta la fecha, se haya apoyado a más 2.500 emprendedores provenientes de más de 70 países. Sin perjuicio de las adaptaciones que es necesario continuar introduciendo para incentivar a los emprendedores extranjeros a una mayor permanencia en el país, bajo la misma lógica de este programa –pero bajo una modalidad que permitiría escalar significativamente su alcance- sería recomendable analizar la posibilidad de que, en el marco del estudio de una nueva regulación sobre el tema de las migraciones, se contemple la opción de entregar visas temporales a emprendedores extranjeros que deseen realizar su proyecto en el país. No habría capital semilla para ellos, pero sí la posibilidad de formar parte del entorno emprendedor más potente de la región latinoamericana, lo cual indudablemente fortalecería y ayudaría a consolidar el liderazgo del país en la materia. Por cierto, deberían ser visas temporales, prorrogables en función del cumplimiento de ciertos hitos. Valdría la pena explorar algo en esta dirección.