Una fotografía cotidiana para una arquitectura que se habita
En el texto “Los Hechos de la Arquitectura” el arquitecto chileno, Alejandro Aravena, recuerda al arquitecto británico Robin Evans, quien decía: “Si algo es descrito por un plano de arquitectura, es la naturaleza de las relaciones humanas”. Aravena agrega: “Entonces podría decirse que el programa, más que un listado de recintos, es un listado de actos”. De alguna manera, ambas reflexiones dan cuenta de que el verdadero valor de la arquitectura está en el acto humano de habitarla, es decir, cuando uno habla de un recinto -un comedor, por ejemplo- está hablando de un lugar inerte, en cambio, cuando uno habla de comer, está hablando de un acto, una acción, de cómo las personas habitan un determinado espacio.
Habitualmente, cuando uno ve en revistas especializadas de arquitectura, en diarios, sitios web, o simplemente busca en Google, se encuentra con fotografías que paradójicamente no tienen gente, o muy poca gente. En general, son fotografías muy bien encuadradas y que muestran muy bien “el objeto”, lo inerte, los recintos.
En un primer ejercicio rápido se buscaron fotografías de tres de los proyectos más significativos para Concepción en los últimos cuatro años: el Centro Cívico Boca Sur, Parque Laguna Lo Galindo y el Teatro Regional interior y exterior), y a excepción de fotografías muy puntuales, como inauguraciones, alguna obra de teatro o una visita colectiva, los registros no muestran los actos que ahí cotidianamente suceden.
En un segundo ejercicio se propone imaginar los edificios, parques y la propia ciudad que cada uno habita diariamente sin gente. Sin duda, no es lo mismo la Biblioteca Municipal de Concepción, el Paseo Barros Arana o el Parque Ecuador vacíos que con las personas que de manera cotidiana los recorren. Uno tiende a pensar que la arquitectura es simplemente lo construido. Sin embargo, la arquitectura también provoca los actos que ahí podrían ocurrir, y se distancia del mero “objeto” para dar forma a“la naturaleza delas relaciones humanas”.
En un tercer ejercicio se buscan en Instagram los mismos tres proyectos que se “googlearon», saliendo de las fotos “oficiales”. Si bien hay muchas fotos tipo “selfie” retratando el momento, en esta red social también aparecen niños jugando, personas andando en skate y gente realizando distintas actividades. Básicamente, habitando la arquitectura e interpretando de diversas maneras lo que los edificios provocan.
Una de las diferencias sustanciales entre un tipo de fotografía y la otra, es que las fotografías “oficiales” son habitualmente cuando la obra está recién entregada y en su inauguración. Sin embargo, las fotografías de redes como Instagram son de todos los días. Esta continuidad cotidiana permite el registro del uso espontáneo de los edificios, en verano, en invierno, de noche, de día, con gente o sin ella.
En un cuarto ejercicio y final se propone que fotografiemos los actos, las acciones, la naturaleza de las relaciones humanas que se dan en nuestras ciudades, parques y edificios, compartiendo esta perspectiva vital de la arquitectura, que la vemos escasamente si no la visitamos, aprovechando las oportunidades que nos ofrecen las redes sociales para evidenciar de una manera muy natural lo fundamental de un edificio: el hecho de habitarlo.