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UDD en la Prensa

UNA DISCUTIBLE PRETENSIÓN

 Sergio Verdugo
Sergio Verdugo Profesor Investigador, Facultad de Derecho

SEÑOR DIRECTOR

Algunos críticos de los dichos de los 34 convencionales que declararon poseer el poder constituyente (PC) originario, utilizan argumentos que son contraproducentes con los objetivos democráticos que dichos críticos parecen defender. Aquellos que sugieren que la Convención sería un órgano “constituido” o que solo podría ejercer un poder “derivado”, implícitamente aceptan la idea del PC. La corrección sería al modo como los convencionales entienden la teoría. No obstante, la teoría del PC carece de consensos académicos en la literatura especializada.

El PC es una de las ideas más controvertidas en teoría constitu cional. Se discute su concepto, su naturaleza democráticaautoritaria, su carácter normativodescriptivo, sus límites y su potencial legitimador. Si la legitimidad de las constituciones depende en parte de su contenido, entonces la idea del PC es, al menos, insuficiente. Si el éxito de los procesos constituyentes depende de los acuerdos y del respeto por valores democráticos, entonces la idea del PC es, además, innecesaria. Al intentar liberarse de procedimientos preestablecidos, la idea del PC puede ser contraria al constitucionalismo liberal.

Históricamente, la idea del PC ha servido para justificar el desmantelamiento de instituciones en contextos no democráticos y argumentar, sobre la base de la soberanía popular, que el pueblo debiera emanciparse de los procesos políticos previos. Si ese es el objetivo que los 34 convencionales persiguen, entonces es necesario advertir, al menos, tres problemas.

Primero, la idea del PC, así entendida, pierde conexión con los contenidos de la nueva Constitución. Si la legitimidad constitucional tiene relación con el modo como ella organiza la democracia, entonces este primer punto es inaceptable. Segundo, el PC no es útil para configurar procesos que deban equilibrar la necesidad de continuidad institucional con el objetivo de ofrecer cambios porque, para el PC, dicha continuidad carece de valor. Este argumento es más persuasivo en contextos no democrátiCos, pero esinaceptable en una democracia que posee instituciones funcionando. Tercero, el PC requiere asumir que existe una voluntad popular estable y única (al menos en materias esenciales) que puede ser identificada por alguien. Si ese alguien reclama el monopolio de la misma, deslegitimando a sus adversarios, entonces se reúnen los elementos del populismo.