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UDD en la Prensa

Una ciudad en dos días

 Miguel Nazar Daccarett
Miguel Nazar Daccarett Director carrera Arquitectura - sede Concepción

Para poder entender algunas alternativas para abordar desde el diseño urbano, arquitectónico, y desde políticas públicas, las problemáticas de falta de equidad en nuestras ciudades, expresadas de manera contundente por los ciudadanos en los últimos días, se colocará como ejemplo dos días de una realidad cotidiana, aplicable a Concepción y varios otros lugares de Chile.

Un día de la semana cualquiera, una persona sale temprano de su casa caminando hacia el paradero. Después de varios minutos toma la primera micro hacia su trabajo, se baja y espera la segunda, logrando llegar una hora y cuarto después a su destino, seguramente por un taco. Luego, en la tarde, hace el mismo ejercicio, pero al revés, y entre ambas micros, camina 5 cuadras hacia un supermercado y farmacia, compra lo necesario y regresa al paradero, toma la micro que viene “rebalsada” y se logra subir. Al entrar a su casa, se da cuenta que en la pequeña ampliación al ex patio hay una gotera, por la lluvia.

Un segundo día, pero ahora durante el fin de semana, la misma persona sale con su hijo a tomar la micro en dirección a un gran parque que tiene la ciudad, se bajan y se acercan a los juegos. El niño conoce dos nuevos amigos, que no los ha visto antes y quizás no los volverá a ver, pero se divierte junto con ellos. La persona, mira su celular mientras su hijo juega.

El primer día, expresa 3 puntos fundamentales de los cuales nuestras ciudades carecen o se han desarrollado débilmente, ya sea de manera total o parcial.

El primero tiene que ver con la segregación, y la falta de buena localización de vivienda de personas con escasos recursos. Es decir, la planificación y gestión de suelo, ha generado que estas viviendas queden aisladas de servicios básicos, como supermercado o farmacia, equipamientos claves, como salud o educación, y con ello también se han debilitado las posibilidades laborales que se debiesen promover.

El segundo hace referencia a la movilidad, sobre todo de sistemas de transporte público eficiente (en los recorridos y en la economía del sistema), seguro y sustentable. Es decir, cómo cuando me tengo que desplazar, logro calcular de buena manera los tiempos, me desplazo la menor distancia posible entre el lugar de origen y el paradero, y me traslado de una manera segura y ojalá cómoda.

El tercero, de igual relevancia, es la garantía de una buena vivienda. A la integración a través de la localización del primer punto, que disminuye los traslados y promueve oportunidades, y a la posibilidad de acceder a un buen sistema de transporte público, la gestión y estructura del modelo de subsidio, debiese garantizar una cantidad de metros cuadrados mínimos superiores a los hoy establecidos, y una calidad en el diseño y la construcción que permitan un buen habitar, y con ello, permitir disminuir gastos, por ejemplo, de calefacción e iluminación en invierno.

El segundo día, grafica 2 conceptos que también son claves y complementan los 3 primeros.

Por una parte, la falta de espacios públicos de calidad de pequeña o mediana escala, en torno a barrios, se hace fundamental, principalmente por el encuentro cotidiano entre vecinos y la extensión recreativa de las viviendas. Este encuentro cotidiano es clave, para poder construir redes y con ello desarrollar una inteligencia social que fortalezca temas de convivencia, apoyo, seguridad, oportunidades, etc., incluso estableciendo vínculos de amistad.

Finalmente, para poder comprender, desde el diseño y la planificación, la identidad específica de cada barrio, promover y provocar la inteligencia social de ese lugar, es importante trabajar en conjunto desde los distintos actores, ciudadanos, municipios, urbanistas, etc., en definir, priorizar y ojalá construir, espacios colectivos en los cuales los habitantes se sientan identificados y los hagan propios.

De alguna manera, a través de políticas públicas y proyectos estructurales a mediano y largo plazo, debiésemos apuntar al menos a estos 5 temas: valor de suelo e integración, movilidad sustentable, calidad de la vivienda, espacios públicos barriales y participación ciudadana. Con ello, podríamos avanzar hacia ciudades más equitativas, con mayores oportunidades, menores desgastes físicos, económicos y mentales, y a una mayor cohesión social. Es decir, buscar mejorar la calidad de vida desde una familia hacia una ciudad más humana.