Un gobierno que necesita un cambio de jugadores
La próxima semana la selección chilena de futbol enfrenta una doble fecha muy importante para sus aspiraciones para clasificar al próximo Mundial. Está obligada a ganar sus partidos contra Perú y Venezuela. Está obligada a jugar bien. Es probable que Gareca haga cambios en relación con los últimos partidos. ¿Por qué? La selección no ha tenido los resultados esperados. La delantera no está haciendo goles y la defensa no está entregando la tranquilidad necesaria.
Este principio de cambiar jugadores cuando el equipo no alcanza los resultados que se esperan es algo habitual en toda organización humana. Es algo normal, y un gobierno no escapa de esta premisa. Cuando los resultados del país no avanzan en la dirección de mejorar la vida de las personas, un cambio en el equipo encargado de ese trabajo es una alternativa para todo gobernante.
Analicemos los resultados del gobierno del Presidente Boric bajo lógica “Gareca”. Primero, los delanteros del gobierno: no han podido celebrar ninguna gran conquista. Fracasaron en su intento de cambiar la Constitución y de cambiar la estructura tributaria del país, y aún no vemos luz al final del camino en una reforma de pensiones, que cada día se ve más lejana de ser aprobada.
¿Qué pasa en el mediocampo? Los encargados de darle estabilidad, orden y generar oportunidades para avanzar y poder llegar al área contraria están en deuda. Esta semana nos enteramos que el crecimiento de septiembre fue cero, la inflación creció en 1% y el ministro de Hacienda bajó las pobres expectativas de crecimiento de este año; pese a todos los esfuerzos, el aumento de la delincuencia se ha transformado en la preocupación principal de los chilenos; y en materia de inversión, elemento fundamental para potenciar el crecimiento económico y el empleo, somos menos competitivos que otros países de “las eliminatorias” porque nuestro sistema está lleno de trabas y autoridades que impiden materializarlas.
La defensa del gobierno se está hundiendo como nunca se había visto antes. La crisis generada por el caso del exsubsecretario Monsalve ha mostrado un equipo político débil y fragmentado. El libero de la última línea, la ministra del Interior no solo dejó que los ataques entraran al área chica de La Moneda, sino que además no ha sido capaz de poder sacarla de ese sector de la cancha, y para ser franco no se ve como pueda salir de ahí.
El equipo del Presidente Boric parece no estar alcanzado los objetivos. El resultado: al igual que la selección nacional que menos personas van a apoyarla en los partidos que se juegan en el Estadio Nacional, menos personas apoyan su gestión. Algo que pudimos ver en la última elección municipal y regional, donde el oficialismo perdió varios municipios, y un escenario similar veremos a nivel de gobernadores regionales. También fue superado en votación a nivel de concejales. Nunca, desde el retorno de la democracia, la centro derecha había ganado en esta elección.
Con el panorama anterior, y al igual que el equipo de Gareca, todo parece indicar que mientras sigan los mismos las posibilidades de salir de los últimos lugares de las eliminatorias se ven cada día más lejanas. Por eso resulta inentendible que el Presidente Boric persista en la idea de mantener el mismo equipo. Hoy, tiene una oportunidad para intentar corregir el rumbo, pero necesita urgentemente un cambio de jugadores.