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UDD en la Prensa

Transpiración e inspiración

 Rodrigo Castro Fernández
Rodrigo Castro Fernández Académico Facultad de Economía y Negocios

Existe el mito de que Newton estaba descansando a la sombra de un árbol cuando una manzana cayó sobre su cabeza. Y allí, en un instante, descubrió la Ley de la Gravitación Universal. Esta es la forma en que muchos ven la innovación. Un chispazo de inspiración mágica.
Es tan peligroso y arraigado este mito, que muchos emprendedores físicamente se sientan a esperar esa idea que los hará millonarios. Desde los griegos, ciertos dioses representan el poder creativo como un hecho sobrenatural. Sin embargo, los innovadores exitosos no esperan a que la musa de la creatividad los toque. Más bien se ponen a trabajar. La innovación es el resultado de años de trabajo tras un sueño. Incluso, muchas veces es más importante la ejecución que las ideas, o dicho de otra forma, para innovar se requiere más transpiración que inspiración.
Este y otros mitos sobre innovación nos invitan a reflexionar sobre algunas poh’ticas públicas que en este ámbito ha impulsado el actual gobierno.
Sin ir más lejos, el 2013 se nominó como año de la innovación y, por tanto, se aumentó el presupuesto destinado a I+D en 8,9%, llegando a US$ 1.200 millones. A través de este esfuerzo se busca duplicar el gasto en I+D sobre PIB, lo que implica más que triplicar la inversión en I+D al 2018.
Estas cifras agregadas pueden parecer muy positivas; sin embargo, uno se pregunta cómo estos guarismos se traducen en un mayor bienestar para toda la población. Para cumplir con ese propósito se debe acelerar el ritmo de crecimiento desde el 3,6% promedio que registramos a lo largo de la década pasada, a un 6% promedio de aquí al 2018. Aunque las últimas cifras macro -Imacec y empleo- han resultado sobresalientes, aún se debe motivar a un gran número de mujeres y jóvenes a ingresar al mercado laboral y generar un notorio incremento en la productividad.
En efecto, las ganancias de productividad laboral han pasado de 4% en promedio, en el período de alto crecimiento de Chile, a 1,6% en los últimos 14 años. Lo anterior no será posible lamroaciónesdresiAadodeaños de trabajo tras un sueño. Incluso muchas veces es más importante la ejecución que las ideas.
sin un gran impulso a la innovación y emprendimiento. Desde el 2005 la inversión pública en capital humano e I+D ha crecido sostenidamente. Sin embargo, este aumento no ha ido de la mano de un seguimiento riguroso de los resultados de la inversión pública en innovación. Así, por ejemplo, y pese al esfuerzo, el número de patentes solicitadas no ha aumentado y sólo un 15% son de innovadores chilenos. De la misma forma, la disponibilidad de científicos e ingenieros es semejante al promedio Ocde, pero generamos sólo 0,9 patentes por cada millón de habitantes versus 65.
Con todo, el verdadero test del éxito para la estrategia de innovación es que las empresas se validen y valoricen en las bolsas internacionales. El caso de Israel es elocuente al respecto. Hace 17 años echó a andar 10 fondos de capital de riesgo de US$ 20 millones cada uno y sólo le tomó dos años en llevar su primera empresa al Nasdaq.
Actualmente es el segundo país extranjero con la mayor cantidad de empresas listadas en dicho mercado.
Por último, pero no menos importante, es el cambio cultural.
Como sociedad se debe premiar la creatividad y no recriminar el fracaso.