Titulación y deserción
Uno de los desafíos más relevantes que debe enfrentar la educación superior chilena es incrementar las tasas de retención de los alumnos, en especial en los primeros años de la carrera.
Si bien no hay datos muy recientes al respecto en nuestro país, en promedio, cuatro de cada ro estudiantes deserta en primer o segundo año, situación que en el caso de la UDD es significativamente mejor, pues la cifra es 2 alumnos por cada 10.
Mejorar las tasas de titulación, en palabras del actual gobierno que está empeñado en una reforma profunda del sistema, es otro de los desafíos. En Finlandia, que es hoy el país modelo en materia educativa, el 94% de los jóvenes que ingresan a la educación superior se gradúan. Entre los países de la OECD, alrededor del 50% logra graduarse, nivel similar al que muestran los estudios respecto de las universidades pertenecientes al Consejo de Rectores de Chile, en el período que abarca entre 1998-2002. En el caso de las universidades privadas, en su conjunto, esta cifra es 12 puntos inferior, aunque no es un promedio homogéneo como lo muestran los datos de universidades como la nuestra, donde un 60% de los alumnos termina la carrera.
Las diferencias, no obstante, son significativas según la disciplina que se trate. Por ejemplo, en Medicina, apenas un 8% de los que ingresan deserta de la carrera, en tanto, en Derecho, más del 40% no llega a titularse de acuerdo a cifras del 2005.
En esta radiografía, también vale la pena consignar que apenas el 8,6°/o de los estudiantes universitarios del país logra titularse en el tiempo oficial de su programa. Vale decir sobre el 90% demora más años de lo que la carrera contempla. En el caso de la UDD, sube a 2 3% el número de estudiantes que termina en el tiempo establecido, lo que significa que sólo un 70% se demora más de ese lapso.
Parte de este problema se origina en la mala preparación con la que los jóvenes ingresan a las universidades. Éstas deben tratar de emparejar la cancha con planes remediaIes para aumentar sus tasas de retención.
En este sentido, otro antecedente a considerar son las enormes diferencias en las tasas de titulación, según la familia de la cual provengan los estudiantes. Entre quienes tienen padres con estudios superiores, la tasa de titulación alcanza al 70%, versus un 38% en el caso de padres con menor nivel de educación. El hecho de que siete de cada 10 jóvenes son primera generación en sus familias que llega a la educación superior revela la importancia de esta situación.
Son numerosos los desafíos que esta realidad plantea en términos de lograr un uso eficiente de los recursos asignados a educación. Un primer tema a abordar es la disponibilidad de información precisa y actualizada en esta materia, que ayude a tomar decisiones correctas. En segundo término, la creación de mejores instancias de rendición de cuentas para las instituciones que reciben recursos públicos. Hasta ahora, muchas de las universidades tradicionales han sido bastante reacias a transparentar sus cifras.
Mejorar las tasas de titulación, en palabras del actual gobierno que está empeñado en una reforma profunda del sistema, es otro de los desafíos.