Regiones y productividad
Hace algunos días la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, reconociendo el difícil escenario económico que enfrenta el país, hizo un llamado a avanzar con «realismo, pero sin renuncias». Con estas palabras, dio por inaugurado el «segundo tiempo» de su mandato, que estará marcado por una mayor austeridad fiscal y esfuerzos importantes en materia de productividad, que no sólo permitan aumentar el crecimiento, sino hacer viable el programa de Gobierno.
El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, reconoció un escenario de desaceleración y ajustó la estimación de crecimiento a 2,5%. Para revertir estas cifras, La Moneda creó una nueva comisión presidencial, con el objetivo de identificar las causas del bajo desempeño económico y hacer propuestas para aumentar la productividad. En este contexto, es de esperar que esta nueva instancia contemple medidas que permitan aumentar el dinamismo de las regiones, como motores de crecimiento y desarrollo. Es urgente generar conciencia de que su contribución será mayor si cuentan con real autonomía en el proceso de toma de decisiones, de modo que todas y cada una de ellas alcancen su máximo potencial.
Es por eso que el Estudio Territorial de Chile de la Ocde recomienda que «se adopte una perspectiva regional más firme con respecto al desarrollo económico, con el fin de aprovechar al máximo las distintas oportunidades de las regiones y mejorar el desempeño del país en su conjunto».
Aumentar la productividad hace urgente concentrar esfuerzos hacia la innovación, el emprendimiento, la educación y la capacitación. Asimismo, se requieren estrategias con enfoque local, que permitan aprovechar las posibilidades que ofrecen las particularidades de cada región.
La Región del Biobío tiene algo importante que decir en esta materia. Según el Índice de Competitividad Regional (Icore), elaborado por el Ceen-UDD, la Región avanzó cinco lugares en su competitividad, pasando de la décima posición a la quinta. El resultado se explica por una importante mejora en infraestructura y capacidad en innovación, ciencia y tecnología. Muestra además un aumento de la cobertura de alcantarillado, agua potable, electricidad e Internet y un crecimiento de la construcción aprobada en el sector vivienda, industrial, hotelero y turístico.
Adicionalmente, hubo un importante aumento de la participación de la Región dentro de los fondos públicos disponibles (los Fondecyt se multiplicaron más de ocho veces), de la matrícula en postgrados, que se duplicó, y en el número de patentes inscritas. Un importante avance, que evidencia la fortaleza de esta Región para sobreponerse a la adversidad y levantarse tras uno de los peores terremotos de nuestra historia.