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UDD en la Prensa

Producir algo de la nada

 Pablo Fernández Gumucio
Pablo Fernández Gumucio Director de Innovación

La creatividad es un don transversal que todos poseemos. Según la RAE,este concepto representa «la capacidad de crear» o «producir algo de la nada». En mayor o menor medida, todos hacemos cosas creativas en nuestro diario vivir cada vez que nos enfrentamos a una situación inesperada y creamos una nueva rutina, artefacto, historia o acción que nos permite cumplir alcanzar un objetivo.
El gran problema parece ser que esta creatividad va siendo destruida a lo largo de nuestro desarrollo. Entre 1968 y 1985 George Land y Beth Jarman condujeron un estudio longitudinal en que evaluaron la capacidad de 1.600 estudiantes de «generar múltiples ideas explorando posibles soluciones a un problema» con el fin de determinar su nivel de creatividad. La primera vez que fueron evaluados, a los 5 años de edad, el 98% de ellos calificó como «muy creativo», al cumplir 15 años sólo un 12% del grupo estaba en esta categoría. Diez años después se amplió el grupo de evaluados: 280.000 adultos tomaron el test y solo el 2% era muy creativo.
Si bien, este estudio data de 1993, nada hace pensar que la realidad sea muy distinta. La Encuesta Mundial de Valores nos indica que en Chile la Imaginación es el valor que los padres menos se preocupan de desarrollar en sus hijos (Obediencia y Responsabilidad lideran las preferencias). Las salas cunas y jardines infantiles son considerados guarderías, antes que lugares de desarrollo intelectual o creativo. El mismo patrón se reproduce en los colegios, donde las medidas de comparación y éxito están fijadas en torno a pruebas estandarizadas. Para que decir en la mayoría de las universidades, donde la preocupación se centra en el aprendizaje de materias, textos o conceptos.
Diversos centros de estudio e instituciones han advertido que las próximas generaciones de estudiantes y profesionales serán evaluados no solo por su capacidad de conocimiento de alguna materia, sino por las respuestas que generen con este conocimiento. En un época en que la información es ubicua, donde todo está disponible a un click de distancia, lo relevante será nuestra capacidad de crear algo con esa información. En palabras de Darwin; «agrupar factores de manera que, a partir de ellos, se puedan extraer conceptos generales o conclusiones». Para Steve Jobs; «conectar los puntos». En español: ser creativos.
El potencial creativo es parte de nuestro código genético, pero la falta de uso ha oxidado nuestras capacidades. David Kelley, fundador de IDEO y la d-school de Stanford, dice que su objetivo no es volver creativos a sus alumnos, sino que restaurar su «confianza creativa». Generar las condiciones para que esto ocurra debiera ser una tarea prioritaria de nuestras empresas en su búsqueda por ser más innovadoras.
La creatividad no tiene que ver con originalidad o novedad. Muchas ideas creativas del pasado nos pueden parecer obvias hoy. Pero lo obvio y elemental solo lo es después que alguien lo señala.
En 1975, cuando KODAK desarrolló la primera cámara digital, nadie imaginó que fuera a convertirse en una tendencia mundial. El desenlace es conocido por todos. Probablemente sus ingenieros miembros de la elite mundial del conocimiento tenían su confianza creativa tan disminuida que nunca pensaron que algo totalmente nuevo saldría de ese invento.