Primarias presidenciales: convicción o excusa
Las primarias como mecanismo de selección de candidatos, en este caso presidenciales, son una de las mejores decisiones que ha tomado la nueva institucionalidad de ChileVamos. Los partidos entienden que ceden poder, ceden el derecho que habían ejercido desde siempre de ser ellos quienes elegían a sus candidatos, y lo hacen a cambio de una nueva y mejor legitimidad para sus abanderados.
La ventaja que significa tener un itinerario claro y reglas conocidas de cómo se definirá el candidato presidencial de ChileVamos es un argumento que pone presión a cualquier tentación de pasar por encima o por el lado de estas mismas reglas. Por lo mismo, no puede haber dudas sobre la realización de estas primarias ni mucho menos acerca de que todos los candidatos de ChileVamos pueden y deben de participar en ellas.
Para todos los precandidatos, la realización de estas primarias son la gran oportunidad de visibilizar sus propuestas e ideas y materializar sus reales apoyos. Finalmente, quien resulte candidato único de ChileVamos habrá podido, durante meses, recorrer el país y desplegar bajo el nuevo marco legal una campaña nacional para difundir su proyecto de país. En cambio, sin primarias legales, sólo tendría para hacer esto los 60 días antes de la elección presidencial de noviembre.
Es clave asumir que las nuevas reglas electorales, junto con eliminar algunos abusos, han hecho muy restringidas las campañas políticas, con la dificultad que esto representa para los candidatos desafiantes o nuevos.
Es realmente importante entender el cambio que significa que hoy exista el mecanismo de primarias, tanto por el plus que significa ser elegido candidato por las personas de forma directa como por la exposición ante los medios de comunicación y el país que éstas garantizan. Sin primarias, en la práctica no hay cobertura ni campaña hasta muy cerca de las elecciones.
A pesar de todo lo anterior, algunos precandidatos insisten en mirar la primera vuelta presidencial como alternativa, planteando que sea esa la instancia donde se decida quién pasa a segunda vuelta por ChileVamos, y por lo mismo reciba el apoyo de los demás candidatos perdedores; y dan como ejemplo lo ocurrido el año 2005 donde Joaquín Lavín y Sebastián Piñera se enfrentaron en primera vuelta y luego Lavín se plegó rápidamente a la campaña de Piñera en segunda vuelta.
Este recuerdo es correcto, pero incompleto. Ese año la división generada en el discurso y mensaje necesario para diferenciarse entre los candidatos de la UDI y RN, si bien les permitió sumar más votos en primera vuelta, no impidió que las divisiones y resquemores de la campaña hicieran muy difícil consolidar esos votos en la segunda vuelta, donde muchos de ellos se terminaron perdiendo, al igual que la elección presidencial de segunda vuelta.
ChileVamos tiene una opción cierta de volver a ganar. Por lo mismo, tiene la obligación de hacer las cosas bien. Respetar la actual institucionalidad y realizar las primarias legales presidenciales bajo reglas claras y justas, que den garantías a todos, se está trasformando en la primera valla a superar si quiere volver a habitar el Palacio de La Moneda.