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UDD en la Prensa

Presbifagia en adultos mayores

 Pablo Roa
Pablo Roa Docente Fonoaudiología

De acuerdo a las cifras entregadas por el Servicio del Adulto Mayor (Senama), la Región del Bío Bío se encuentra entre las tres regiones con mayor cantidad de personas mayores. Chile es uno de los países considerados con un «envejecimiento acelerado» y se espera que para 2025 tenga el índice de envejecimiento más alto de Latinoamérica.
A medida que envejecemos nuestro cuerpo comienza a experimentar diversos cambios tanto físicos y sociales así como también emocionales. En este contexto surge una de las enfermedades propias del adulto mayor y que cobra mayor importancia por los riesgos asociados que conlleva: La presbifagia.
Esta enfermedad corresponde a la alteración de la deglución (lo que comúnmente llamamos «tragar») propia del anciano debido a la pérdida de la dentadura, disminución de la salivación, de la fuerza, distensibilidad y coordinación muscular. Esta dificultad trae consigo la probabilidad de que ingresen restos de alimentos (sólidos, semisólidos o líquidos) hacia los pulmones trayendo consigo las denominadas Neumonías Aspirativas que presentan una gran tasa de mortalidad en el adulto mayor, debido a la fragilidad de estos.
Para prevenirla, es importante detectar a tiempo cualquiera de los siguientes signos: Se niega a comer o beber y evita ciertos alimentos, pierde peso y masa muscular, le es difícil acabar la comida en un tiempo razonable (media hora). Otros signos son el carraspeo y/o tos frecuente durante la ingesta de alimentos, los atoros frecuentes o con determinadas consistencias tales como sólidas líquidas o semisólidas (puré), los cambios en su voz una vez que traga, el hecho de que se le caiga comida de la boca, la necesidad de tragar en varios intentos, la existencia de restos de comida en la boca (en lengua, paladar, encías) después de tragar y la sensación de cuerpos extraños en la garganta una vez que tragó.
Es importante destacar que en caso de presentar estas dificultades se deben realizar cambios en el tipo de comida, en el ambiente dentro del cual se alimenta así como también en las dificultades propias de cada uno para así asegurar que se trague de manera segura y eficaz, asegurando una adecuada nutrición e hidratación de cada adulto mayor.