Potenciar el crecimiento
Las recientes cifras del Banco Central dan cuenta de una expansión del PIB de 4% en 2018, en un contexto en que la inversión aumentó 4,7%. Este resultado adquiere gran relevancia, si se considera que ha sido el paso siguiente luego de cuatro años en que el crecimiento promedio fue de apenas 1,8%, con una contracción acumulada de la inversión de 9,1%. Esto, en un contexto en que la economía mundial seguía su tranco, y los factores internos de incertidumbre paralizaban las decisiones de empresas e inversionistas.
El principal combustible que hizo esto posible fue la recuperación de la confianza que se había perdido, con un nuevo gobierno que ofrecía mejores condiciones para emprender y para desarrollar nuevos proyectos de inversión.
Obviamente, este ha sido el primero paso, faltando muchas otras cosas por hacer para cambiar la tendencia; pero el mérito no se puede desconocer.
Lamentablemente, es la discusión de temas coyunturales la que copa los espacios, quedando muchas veces en un segundo plano los temas que van a definir esta tendencia.
En el ámbito económico, el tema del momento es si el próximo IpoM del Banco Central va a ajustar su proyección de crecimiento para el año, y en cuánto. No cabe duda de que esto es importante, pero mucho más relevante que eso es discutir lo que está ocurriendo con la tasa de crecimiento potencial de la economía, que es lo que nos va a permitir –o no-convertirnos en país desarrollado.
En el caso del proyecto de modernización tributaria, por ejemplo, la discusión política se ha focalizado en la recaudación y en cómo van a ser las compensaciones, pero no ha recibido mayor atención el impacto del proyecto en el crecimiento potencial de la economía, factor clave de tomar en cuenta.
El Ministerio de Economía está desarrollando un ambicioso pro-grama de eliminación de trabas y de mejoramiento en las regulaciones, para dar un nuevo impulso a la inversión y a la productividad, buscando, al mismo tiempo, generar una institucionalidad para que este tipo de iniciativas sea sostenible en el tiempo, con un mensaje que destaca la necesidad de aumentar el potencial de crecimiento, y con la meta de lograr aumentar en un punto porcentual. Se trata de una muy buena iniciativa, con la orientación correcta, pero se-ría recomendable reforzarla acercándola más a la ciudadanía, incluyendo nuevas instancias de participación.
La preocupación por el crecimiento no debe ser tema solo de las élites. Es necesario subir también a este carro a la sociedad civil, entregando así la señal de que este es un problema de todos. La conformación de mesas público-privadas regionales para ir retroalimentando problemas y propuestas puede ser un buen primer paso