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UDD en la Prensa

Política industrial y sustentabilidad

La Comunidad Europea se encuentra fuertemente trabajando sobre la introducción del concepto de «Economía Circular», que nace del concepto de homologar los procesos productivos hasta el hoy lineales -producir, usar y desechar- con sistemas biológicos como modelo circular, tal y como ocurre en la naturaleza. Para ello, divide los componentes de los productos y sus materias primas en dos grupos: materias primas biológicas y técnicas. Las entradas de carácter biológico son aquellas biodegradables y que se pueden introducir nuevamente en la naturaleza. Las entradas técnicas hacen referencia a los componentes tecnológicos que son poco aptos para descartarlos directamente a la naturaleza y, por ello, deben ser reutilizados.
Estos componentes se diseñan para poder ser ensamblados y desmontados un gran número de veces, favoreciendo la reutilización de materiales y el ahorro energético. Tal descripción, influenciada por William Andrews McDonough, diseñador estadounidense quien desarrolló el concepto «Cradle to Cradle» (desde la cuna a la cuna) en procesos productivos. La adopción de este tipo de conceptos por la CE proviene del hecho de cuantificar las pérdidas en eficiencia energética como a nivel del uso de materias en sus sistemas actuales de manufactura. Para ello, ya el parlamento europeo tiene en trámite el marco legal que inserta tales conceptos en la «nueva política industrial» para el fortalecimiento de su área manufacturera. El objetivo, disminuir las intensidades energéticas en sus sistemas productivos como del impacto ambiental general en el uso de materias primas y disposición final de desechos; lo cual no solo podría provocar una nueva revolución industrial sino también en nuevas exigencias a los países exportadores materias primas en términos de reducción de huellas ecológicas y cumplimientos sociales.
En este contexto, los desafíos propuestos hacia nuestros países intensivos en la extracción de materias primas, es extender tal política a países proveedores, profundizando nuestro modelo intensivo en la extracción de tales insumos pero con altas exigencias sociales y ambientales. En este sentido, Europa ha comprendido que el tránsito hacia alcanzar la sustentabilidad proviene de cambiar dramáticamente sus sistemas productivos. Al respecto, ya nuestras organizaciones debieran estar preparándose de cara a comprender en qué parte del sistema queremos estar con nuestros mercados de destino, en donde la pregunta de fondo será ¿Ser proveedores de materias primas con nuevas condiciones o proveer de materias primas y partes «biológicas o técnicas» que apalanquen el desarrollo europeo? ¿Será este el motor de la nueva política industrial a nivel mundial? Estará por verse.