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UDD en la Prensa

Patrimonio: Chile histórico con sentido

 Carmen Corvalán
Carmen Corvalán Docente Facultad de Diseño

Patrimonio proviene del latín, de padres. Y se refiere a bienes que poseemos o los bienes que hemos heredado de nuestros ascendientes. De igual forma podemos referirnos a un patrimonio heredable tangible, como también a un patrimonio en un sentido más espiritual o intangible. Esto en la memoria colectiva lo entendemos, pero aún parece lejano comprender el concepto de patrimonio colectivo, y de dónde este proviene.

Sea patrimonio natural, cultural o histórico se encuentra sujeto a cambios en función de circunstancias que ya estamos viviendo, un lenguaje nuevo que debemos construir como país.

¿Por qué nos debería cautivar y comprometer el tema de patrimonio? En ocasiones padres ceden en herencia a un hijo o hija para cimentar una manera de vivir y corresponder una continuidad desde el pasado al presente, un anclaje de su historia y cultura. De igual forma una patria cede sus bienes simbólicos, tangibles o valóricos para construir desde el pasado un presente como legado y significado de pertenencia a todos sus ciudadanos, a sus hijos nacidos o criados en un valle de cultura. Aquí nacen palabras claves como herencia, historia, valores y cultura. Todas ellas conllevan a patrimonio y se entrelaza de una manera que nos permite construir un futuro.

Me detengo en esta apreciación para reflexionar junto al lector. La herencia cultural o patrimonio cultural es nutriente activo a la sociedad que sirve con diferentes propósitos y es un derecho que reciben las nuevas generaciones. Esta herencia incluye legados materiales, los objetos tangibles, grandes o pequeños, de una transmisión cargada de mensajes culturales, que son a su vez testimonio de los hechos que constituyen toda civilización, incluyendo a la de Chile.

Patrimonio y objetos heredables. ¿Qué poseen los objetos que lo hacen atractivos y declarados bienes patrimoniales? Un factor importante es el tiempo, el cual es testimonio concreto de la historia, de la manera que viven en un presente y testimonian un pasado, así como también de la manera de abordar un futuro. Los objetos son las trazas de hechos de la civilización, del gesto páter que un país recibe. Es más que historia, es una captura del tiempo que se concreta en un momento como transmisor de datos y contenido cultural.

El filósofo H.Arendt señala: «Contra la subjetividad de los hombres se alza la objetividad de las cosas creadas por los hombres». Esas cosas cargadas de fuerza, de continuidad y cambio, esas cosas, son objetos de la materialización de la historia, cargadas de cultura, de creencias y rituales. Por otra parte, para un antropólogo, un arqueólogo y otros científicos las cosas son consideradas las puertas de acceso al pasado. Para todos un motivo de inspiración, estímulo a la imaginación, a la memoria, que ponen en contacto a las personas y los colectivos con el pasado y las generaciones venideras. Pues por lo tanto son en sí catalizadores de emociones.

¿Podemos apreciar una herencia colectiva, cuando no hemos podido acceder a una herencia paternal individual?, la invitación pudiese ser apropiarnos del patrimonio cultural de manera de sentirlo propio, conscientes de que la construcción tangible es siempre reinterpretarle a través de los ojos de quien lo observa, así como también del contexto que la abraza. En otras palabras, es interesante, bajo este contexto histórico, valorar nuestros patrimonios no solo de la historia antecedida, sino también de la actual, otorgándole una construcción con sentido y pertenencia individual.