¿Y qué pasó con la CASEN?
“Pasó la vieja comiendo lentejas” dice la canción infantil que se ha transformado para algunas generaciones en una forma coloquial de referirse a una situación perdida. Después de la entrega de los resultados de la CASEN 2017 y al igual que hace un año – cuando supimos que más de 10 mil personas que están en situación de calle – la sorpresa duró un día y las repercusiones solo unos días más.
En solo una semana, nos olvidamos que existen más de 510 mil personas que no saben leer o escribir en Chile. Que más de 60 mil niños y jóvenes entre 6 y 18 años no asisten al colegio, sin haber terminado la educación definida como obligatoria.
También nos olvidamos que más de 60 mil de nuestros niños menores de 10 años estan desnutrido o riesgo de desnutrición. Que más de 32 mil adultos mayores sobre 60 años no tienen recursos suficientes para comprar una canasta básica de alimentos.
También nos olvidamos que 270 mil personas tienen como baño un cajón y otras 87 mil personas ni siquiera tienen esto. Nos olvidamos que 50 mil personas no tienen energía eléctrica y 80 mil están colgados al servicio. Que más de 165 mil personas viven hacinadas con más de 5 personas por habitación.
Nos olvidamos de sorprendernos frente a la dura realidad que más de medio millón de personas sufre varias de estas condiciones al mismo tiempo. Me resisto a pensar que pasó la vieja para aquellos que no tuvieron las mismas posibilidades que nosotros. Espero no ser el único.