Participación en el proceso constituyente
La participación en el proceso constituyente ha sido el centro de múltiples discusiones porque su legitimidad está cuestionada. Esto es un asunto relevante cuando justamente una de las críticas a la actual Constitución es su legitimidad de origen. La actual Carta Fundamental goza de una salud bastante diferente a este proceso constituyente.
Las reformas a la Carta que comenzaron en 1989, y la gran reforma de 2005 construida sobre la base de acuerdos y con ministros especialistas en materia constitucional, han legitimado el texto. En cambio el proceso constituyente no ha logrado entusiasmar a la ciudadanía.
Sin duda hay grupos de intereses particulares que han buscado (y logrado, a veces) capturar las instancias participativas para luego hacerse pasar por representantes del pueblo. Ellos no representan a nadie más que a sus propios intereses, agendas partidistas o personales, en su mayoría, afines a la Nueva Mayoría.
Antes de que empezara este derroche irresponsable de recursos públicos, los expertos en materia constitucional y algunos sectores políticos decían que un proceso fuera de la institucionalidad no iba a ser representativo. Hoy, lo dicen los números (menos del 2% del padrón electoral). Mañana, o más bien, en octubre de este año y noviembre del próximo, seguramente lo dirán los votos.