Optimismo en el futuro
La encuesta PULSO-UDD nos muestra un claro optimismo de empresarios y ejecutivos sobre el futuro de la economía nacional. Consultados sobre cómo prevén la realidad económica en tres años más, un 61% de los encuestados considera que esta mejorará y, si agregamos a aquellos que no prevén cambios, tenemos que un 94% estima que la situación mejorará o se mantendrá en ese plazo de tiempo restando solo un 6% de respuestas negativas.
Por su parte, el índice de Confianza Empresarial (ICE) que elabora mensualmente el Centro de Estudios de Economía y Negocios (CEEN) de la UDD, luego de alcanzar su nivel más bajo de los últimos tres años a mediados del 2014, ha venido registrando un persistente comportamiento al alza, completando a octubre del 2015 tres meses seguidos en el nivel neutral de expectativas. Así, se observa que la desconfianza medida a través de este índice, se iría despejando también hacia el 2018.
Cabe preguntarse entonces: ¿Qué hay detrás de este optimismo? Lo primero que es bueno destacar, es la psicología del emprendedor. Ella ha sido largamente estudiada e investigada y se caracteriza por el hecho de que los empresarios son personas optimistas, resilientes y perseverantes. Su optimismo intrínseco los lleva a sacar adelante proyectos que son demandados por la ciudadanía, a pesar de las adversidades para lograrlo. En parte, esto último se ve reflejado en la encuesta PULSO-UDD, donde se aprecia claramente que la mejor percepción de la economía a tres años, se estaría dando en un contexto de mayores costos.
Específicamente, un 64% de los encuestados, de variados sectores de la economía, prevén un alza de precios de los insumos en un plazo de tres años.
Un ejemplo claro de resiliencia es la famosa actitud de Steve Jobs, fundador de Apple, que no obstante ser prácticamente echado de la compañía, regresa para sacarla adelante. Resiliencia es la capacidad para resistir y superar la adversidad. Se sabe que de 10 empresas que se inician en el corto plazo, sólo continúan alrededor de la mitad de ellas, por lo tanto se necesita gran fortaleza para continuar siendo emprendedor.
La perseverancia es otra característica fundamental. Toda empresa vivirá a lo largo de su vida grandes problemas producto de los ciclos económicos, la competencia en el mercado y los errores internos. Recordemos por ejemplo, los ciclos económicos chilenos que significaron caídas del PIB en las décadas de los 80, 90 y recientemente en el 2009.
En suma, no hay duda que estos atributos propios del empresario constituyen una buena noticia para salir adelante del momento de debilidad que experimenta la economía nacional. Pero es importante tomar en cuenta otros aspectos: en la encuesta PULSO-UDD se identifica también que las buenas perspectivas hacia adelante vendrían acompañadas de un estancamiento del empleo y probablemente de presiones inflacionarias, amparadas en el aumento en la estructura de costos. Específicamente, un 56% de los consultados declara que no habrá más contrataciones en un plazo de tres años, y si agregamos a aquellos que piensan reducir su dotación, tenemos que un 62% de los empresarios no tiene previsto aumentar la dotación de personal.
Por lo tanto, los buenos atributos del empresario no bastan para salir adelante. También es necesario mejorar el entorno macro y microeconómico, y eso depende de las políticas impulsadas por la autoridad. Despejar las incertidumbres, presentes y futuras junto con el rol que posee la empresa privada resulta fundamental para que Chile recupere el crecimiento alto y sostenido.