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UDD en la Prensa

Nuevos modelos educativos

 Pelayo Covarrubias Correa
Pelayo Covarrubias Correa Director de Proyectos Corporativos

Si estuviéramos escribiendo esta columna durante la primera revolución económica productiva en la historia de la humanidad, es decir, «la revolución agrícola», con dificultad habríamos soñado que nos demoraríamos 10.000 años en llegar al segundo gran cambio disruptivo en la productividad, la «revolución industrial», y luego sólo 250 años en llegar a la tercera gran transformación, la revolución digital, en que por primera vez todos los habitantes del mundo están conectados de manera instantánea, a través de una red que opera con dispositivos móviles y a una velocidad con crecimiento exponencial, generando miles de datos por segundo y desafiando todos los statu quo existentes.
Pero ¿qué relación hay entre esta tercera revolución digital con la educación universitaria del futuro?
Al igual que en las revoluciones económicas antes mencionadas, sobre todo, posterior a la revolución industrial, las universidades tuvieron que adaptarse a las nuevas tecnologías presentes, redefiniendo parte de su investigación e innovando en sus mallas curriculares, de manera de estar más coordinados con las demandas sociales y laborales existentes.
Hoy, y con una mirada de futuro, las universidades tendrán que repensar sus estrategias educativas, adaptándose a las nuevas tendencias tecnológicas ya presentes, logrando interactuar con la sociedad a través de la formación renovada de nuevos profesionales, con investigación asociada a las nuevas tecnologías y con una vinculación público privada mucho más estrecha, dada la velocidad de cambio existente.
Así, como posterior a la revolución industrial y debido a los cambios demográficos que tuvo el planeta, la sociedad demandó las carreras de las ingenierías, derecho, salud y negocios, en lo que viene y, con la revolución digital que estamos enfrentando, la demanda va a estar centrada en lo que se conoce como STEM, en sus siglas en inglés (ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas) y, por sobre esto, ecosistemas emprendedores, colaboradores, flexibles y dinámicos que permitan a los profesionales desarrollar sus propias carreras.
Para esto, las universidades tendrán que transformar su modelo de aprendizaje basado en el aula y mallas curriculares fijas a un modelo basado en la experiencia y colaboración multidisciplinaria entre alumnos, carreras y vinculación con las empresas, que les permita enseñar, aprovechando las nuevas tecnologías y conocimientos disponibles de manera presencial y remota.
Sin duda, la historia institucional universitaria ha sobrevivido a muchos cambios y tendencias tecnológicas a través del tiempo, sin grandes transformaciones fácilmente visibles por la sociedad. Pero las ha tenido y, en esta revolución digital, probablemente la presión de cambio será aún mayor.
El desafio de formar en creatividad e innovación, emprendimiento, trabajo en equipos, solución de problemas complejos y entretención, es lo que estamos desarrollando y aprendiendo desde la Universidad del Desarrollo, de manera de ir enseñando hoy la educación del futuro.