Nuevo INE: autonomía e independencia
Está muy próximo a enviarse al Congreso el proyecto de ley para crear un nuevo INE que sea un organismo independiente del gobierno, que desarrolle sus labores estadísticas de acuerdo a los estándares de calidad internacionales y se encargue, además, de medir la pobreza en Chile.
La propuesta apunta a perfeccionar la institucionalidad de este organismo, para que se encargue de producir y mejorar la generación de información socioeconómica de buena calidad, esencial para el análisis, diseño e implementación de políticas económicas y públicas más efectivas. Para esto, se propondrá una institucionalidad que otorgue independencia al INE para producir información tan sensible como el número de pobres, su distribución, características, y factores que influyen sobre su condición.
Una mayor independencia del INE contribuirá a que las metodologías que se usen, y la información que con ellas se genere, se ajuste a estándares internacionales de objetividad, transparencia, y finalmente asegure su objetividad, independientemente de las consecuencias políticas y de imagen que pueda tener. En otras palabras, se busca reducir el conflicto de interés que puede surgir entre el organismo que genera información social y económica objetiva, y el gobierno y poder político, sensible a las consecuencias políticas y sociales del conocimiento público de dicha información.
Autonomía del INE implica que para el logro de este objetivo, disponga de una estructura administrativa que, aun cuando pertenezca al Estado, se distinga por una marcada capacidad organizativa y operacional propia, que incorpore una autonomía de gestión, de decisión, patrimonial y presupuestaria. Esto significa que pueda regirse mediante normas y un governance propios, en lo que respecta a su giro más propio y central, o en aspectos esenciales para el logro de sus objetivos más fundamentales. También significa que pueda contar con los recursos presupuestarios suficientes para ejecutar su labor en forma eficaz, y contar con la cantidad y calidad de recursos humanos, metodológicos y tecnológicos que requiera, y que para ello no deba comprometer la independencia de sus análisis y conclusiones.
Con mayor independencia y autonomía, el nuevo INE podrá generar información socioeconómica objetiva y de buena calidad, es decir, que refleje directa y cabalmente la realidad socioeconómica del país, con independencia de la propia manera de pensar o sentir de quienes la observen, registren o reporten, de la administración misma de dicho organismo, del gobierno o de cualquier otro poder del Estado.