Nuestra crisis educacional, otra vez
En columna del domingo Sebastián Edwards expresa preocupación por la caída de los resultados del Simce de Lenguaje. Argumenta que la lectura es un componente fundamental de la educación, incluso en este mundo «de inteligencias artificiales, de máquinas casi pensantes y de robots que reemplazarán a los humanos en una serie de funciones». Explica que la literatura y la filosofía son imprescindibles, que para ser creativos es clave recibir formación humanista de calidad.
Y esto no solo para crear ciudadanos más completos, solidarios, amables, emprendedores y creativos, sino para formar individuos mejor preparados para enfrentar los desafíos del mercado laboral del siglo XXI. A Edwards le preocupa que toda esta discusión brille por su ausencia del discurso de nuestros líderes políticos. Sin embargo, en las salas de clase hay una reforma importante en curso.
El nuevo currículum de 7º a II medio, generado en el gobierno anterior, retorna el enfoque humanista en la enseñanza del lenguaje, con lecturas de excelente calidad y temas de reflexión que buscan acercar al joven a la experiencia de leer y analizar críticamente los textos. Esto es novedoso, pues los currículum que estudiaron los jóvenes que hasta ahora han rendido el Simce tenían un enfoque funcional, que enseñaba el lenguaje como herramienta y no como fuente de sabiduría y belleza. Este nuevo currículum se está implementando de manera gradual desde el año pasado, comenzando con 7º y 8º y se espera que en 2018 se implemente para los cursos siguientes.
Naturalmente no basta con que exista un currículum con enfoque humanista para cambiar la educación. Se necesitan las voluntades conjuntas de autoridades, universidades y colegios. Se sabe que estos tardan un tiempo en apropiarse de un nuevo currículum y que es fundamental que las autoridades den a conocer los cambios y realicen esfuerzos por capacitar a los profesores en su aplicación.
Loreto Fontaine
Francisca Dussaillant
Centro de Políticas Públicas