«No veo a ningún gobierno diciendo que la gratuidad desapareció, pero yo no avanzaría ni un metro más»
El directivo también aborda el trato que tendrán las universidades tradicionales de aprobarse la reforma a la educación superior, y postula que «se dejó pasar la oportunidad de eliminar» el Consejo de Rectores.
Solo se conocen minutas de los cambios que hará el Gobierno al proyecto de reforma a la educación superior, pero estas han sido suficientes para que surjan las primeras críticas. Es que las expectativas eran altas, considerando que en el proyecto se trabajó por cerca de dos años y en las indicaciones, por otros nueve meses.
«Es mejor que el (proyecto) que había, pero le falta mucho», asegura Federico Valdés, rector de la U. del Desarrollo, y quien ha sido un constante crítico de la iniciativa del ministerio.
Un cambio que tendría el proyecto -que se presentaría a fines de abril y sería de 118 artículos y no 202, pues se está buscando reducirlo- es que ya no se creará una subsecretaría ni tampoco un Consejo de Calidad, sino que se mantendrá la actual comisión para la acreditación de planteles. Además, se buscará sentar las bases de avance para la gratuidad, punto que ha sido cuestionado por el ex Presidente y candidato Sebastián Piñera.
Sumando y restando, el rector Valdés afirma que «no se puede hablar de ‘reforma’ si esta no se hace cargo de los problemas reales de la educación superior chilena: calidad, globalización, capacidad de innovación, contacto con el mundo real, fomento de la interdisciplina. Si no sentamos las bases y nos abocamos a construir la universidad del futuro, nuestros profesionales no serán capaces de competir con el resto del mundo».
-El año pasado hubo alta expectativa por la reforma, pero finalmente no se avanzó mucho, y solo se implantó la gratuidad. ¿Cómo cree que será este año?
«Como es un año de elecciones, muchos actores harán sentir su voz, comenzando por las organizaciones estudiantiles de extrema izquierda, que tienen poca representatividad, pero gran capacidad de movilización. No es ninguna novedad que muchos de nuestros parlamentarios actúan para la galería. Esto hace que sea el peor momento para llevar adelante iniciativas que requieren de una reflexión profunda y desapasionada».
-¿Ve viable la aprobación de la reforma durante este gobierno?
«Aunque se eliminaron algunos aspectos que la hacían muy improbable de aprobar, subsisten problemas de fondo y habrá conflictos con grupos de intereses que influyen regularmente sobre ciertos parlamentarios».
-El ex Presidente Sebastián Piñera anunció que de ser elegido no se avanzaría más en gratuidad. ¿Qué le parece eso? ¿Qué haría usted respecto de esta política?
«No veo a ningún gobierno diciendo que la gratuidad desapareció, pero yo no avanzaría ni un metro más, porque el sistema de becas y créditos con tasas subsidiadas y contingentes al ingreso resuelven mucho mejor el problema, y es más justo que la gratuidad como está contemplada hoy».
-¿Cree que la gratuidad es una mala política?
«La mal llamada ‘gratuidad’ es una pésima política pública, cuyos efectos negativos se acentúan en la medida que esta más avanza, pero no tiene marcha atrás (…). La libertad de elegir qué estudiar y en qué universidad es esencial para que el sistema sea justo.
Universidades estatales
Según el rector Valdés, un aspecto positivo del proyecto es la «desburocratización de las universidades estatales, la eliminación de lastres que tenía el proyecto original, porque establecía modelos predeterminados de instituciones».
-¿Qué aspectos considera urgentes para avanzar?
«El proyecto parte de la base de que es necesario entregarles más recursos a las universidades estatales. Yo discrepo de eso. La preocupación de un buen gobierno debe ser la calidad de la educación que reciben los universitarios y el acceso abierto a todos los jóvenes talentosos. No veo por qué esto se cumple mejor entregándole más recursos aún a la U. de Chile y no a la U. Católica o a la U. de Concepción, por nombrar a las tres que tienen la máxima acreditación».
-¿Se debió haber abordado alguna forma para entregarles recursos a las universidades privadas?
«Las privadas no hemos pedido nunca recursos asignados directamente ni pretendemos hacerlo. Las universidades del Consejo de Rectores (CRUCh) reciben muchos recursos directos y muchos de los fondos concursables están abiertos solo a ellos. Y compitiendo incluso en esa desventaja, nos hemos posicionado tremendamente bien. Nos hemos ganado un lugar en el sistema y hemos hecho un tremendo aporte. Es cosa de mirar cómo eligen los jóvenes a las universidades. Entonces, lo que pedimos es que nos dejen competir lealmente».
-¿Cree que se desaprovechó una oportunidad para reformar el sistema y, por ejemplo, fijar estándares de calidad como criterio para asignar recursos?
«Esta reforma dejó pasar la oportunidad de eliminar el CRUCh, que es lo mejor que le podría pasar al sistema universitario chileno, y que las universidades se agruparan todas en un solo consejo o de acuerdo a su calidad, y no este verdadero club en que se refugian solo por razones históricas, lo que no favorece en absoluto a los estudiantes».
-Si se ampliara el Consejo, ¿le gustaría ser parte de este?
«Un CRUCh donde participan todas las universidades, sí. Este Consejo, en el que se aceptan planteles recién creados por el solo hecho de ser estatales, que evidentemente no tienen ni trayectoria ni calidad, es un CRUCh que evidentemente no ayuda al sistema educacional superior. La mayor parte de los estudiantes son formados por instituciones que no están en el Consejo».
-¿Qué evaluación hace de la gestión del Ministerio de Educación en materias de educación superior?
«Mi evaluación es mala. Levantó muchas expectativas con promesas imposibles de cumplir y se doblegó ante los grupos de interés, como el CRUCh y la Confech, que obviamente quieren sacar ventajas de su capacidad de presión. Intentó, erróneamente, impulsar la fijación de aranceles por la vía de la ‘gratuidad’. Este fue probablemente su error más grave».