Los Oscar y el cine chileno
El Oscar recibido por Sebastián Lelio es muchas cosas. Por un lado, es un enorme premio para todo Chile, ya que el país se instala al más alto nivel cinematográfico mundial y se demuestra así el poder del cine para proyectar poderosas ideas y también un país completo. Pero “Una Mujer Fantástica” es mucho más, porque su director entiende este precioso oficio como un modo de hacer preguntas profundas a la sociedad, de provocar reflexiones que nos ayuden a desplegar una humanidad más despierta. “¿Hay personas legítimas y otras ilegítimas?, ¿hay amores legítimos y otros ilegítimos? ¿Si así fuera, quién marca ese límite, bajo qué autoridad?… son preguntas de las que hacernos cargo desde el amor y no desde el miedo”. Son palabras que Sebastián Lelio manifestó, estatuilla en mano, tras recibir el Premio Oscar, y que se expresan de manera fuerte y poética en su filme.
Se trata, sin titubeos, de la consolidación del extraordinario momento que vive el cine chileno, su vuelo y reconocimiento internacional, su madurez artística y de industria. Un triunfo que confirma lo fundamental que ha sido el apoyo desde el Estado al desarrollo de las industrias creativas, las que se proyectan generando arte, reflexión y también valor económico país.
La extraordinaria Daniela Vega, un notable Francisco Reyes, los hermanos Larraín –productores ejecutivos-, más un gran equipo, fueron coincidencia auspiciosa para el nacimiento de esta obra histórica, que es también heredera de la tradición fílmica chilena, de observación crítica de la realidad social, como fue fuertemente en los años 60 y 70.
Es un precioso momento para celebrar, felicitar y agradecer a sus creadores.