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UDD en la Prensa

Los desafíos que tiene esta industria

 Javier Fuenzalida
Javier Fuenzalida Docente Facultad de Economía y Negocios

La industria de factoring es de gran relevancia para las pymes que necesitan alternativas de financiamiento de capital de trabajo, esto es, las inversiones necesarias de corto plazo que estas empresas deben realizar para el sustento operacional siendo una buena alternativa de diversificación de sus pasivos de corto plazo (que se deben pagar en menos de un año), compitiendo con las líneas de crédito bancarias, que generalmente para las pymes es más costoso obtenerlas, en términos de tiempo y por perfil de riesgo.
Esto último, hace referencia a que los bancos tienen políticas de créditos más restrictivas que las empresas de factoring, por lo que terminan en muchos casos no otorgando financiamiento para capital de trabajo a las pymes, acudiendo a los factoring para que les provean de capital mediante el factoraje de los documentos (facturas, cheques, pagarés, etc.) que la pyme tiene como cuentas por cobrar (que podrán hacer efectivo el cobro en un tiempo más), por lo que a través de un descuento y/o tasa de comisión, las pueden transformar en efectivo o liquidez inmediata, cediendo los documentos a la empresa de factoring, que se encargará de su cobro.
Estas empresas son un apoyo muy importante a las pymes por la liquidez que les otorgan además de permitirles diversificar sus pasivos corrientes o de corto plazo, disminuyendo el riesgo de baja liquidez, y apoyando la gestión de caja de las empresas pequeñas y medianas. Así como las empresas de factoring se han transformado en una necesidad para la diversificación en la cartera de pasivos de las pymes, o al menos tener líneas de crédito disponibles para los momentos de necesidad de liquidez, es como la industria ha crecido en número de empresas, en documentos cedidos para cobro y en montos de colocaciones.
Sin embargo, este crecimiento no ha ido de la mano con la regulación financiera necesaria para este tipo de industria, debido a la relevancia que esta tiene para el apoyo al funcionamiento de las pymes, que representan un 95% de todas las empresas formales de economía, y que contratan a más del 60% de la fuerza laboral en Chile.
En concreto, sería necesario tener un marco regulatorio más estricto, que tienda a parecerse al que actualmente tienen los bancos, que tienen una superintendencia siempre vigilando que las instituciones financieras estén cumpliendo las normativas financieras, debido a la alta importancia que estas instituciones tienen para la economía.
Una mayor regulación implicaría, específicamente tener políticas de créditos más transparentes, políticas de riesgo más restrictivas y/o selectivas (políticas de provisiones por riesgo de crédito, políticas de renegociaciones, contabilización uniforme de morosidad de cartera de créditos, entre otros) fortaleciendo las áreas de riesgo y análisis, por lo menos para los factorings que emiten instrumentos de oferta pública (en este caso en particular, efectos de comercio), que permitan a los proveedores de financiamiento principalmente los bancos, y al mercado en general, realizar análisis de riesgo industrial y por empresa, más certero, dando mayor confianza, y evitar así que ante una crisis económica, como la ocurrida en Chile el 2009 derivada de la crisis subprime cuando la industria disminuyó sus colocaciones en torno al 30%, los bancos reduzcan abruptamente las líneas de crédito a estas empresas de factoring, y en consecuencia, obligándolas a recaudar anticipadamente su cartera, generando un problema aún mayor para sus clientes pymes.
Sin embargo, lo anterior no es fácil, debido a que la mayoría de estas empresas de factoring no emiten efectos de comercio y concentran principalmente su financiamiento en créditos bancarios, que estos les otorgan para uso de corto plazo.
Además, una mayor regulación podría implicar un incremento en sus costos operacionales, y en consecuencia, podrían ver mermada su utilidad, lo que de seguro se compensaría por la seguridad y trasparencia que entregarían al mercado, en especial, a la banca, principal proveedor de su financiamiento.
Actualmente, la industria de factoring está siendo afectada positivamente por la incorporación del proyecto de factura electrónica, que otorgará un mayor dinamismo y seguridad a la industria, pudiendo hacer más eficientes las operaciones, lo que en consecuencia traería mejores márgenes para la industria. Por su parte, y con efecto negativo en las empresas de factoring de menor escala operacional el proyecto de rebaja de tasa máxima convencional podría afectar sus márgenes, debido al segmento objetivo de clientes con los que muchas de estas empresas operaran, dejando fuera una parte del mercado clientes a los que se le reducirían notablemente las fuentes de financiamiento.