Ley Enap: Volver al pasado
Es de la máxima gravedad para el país el intento del ministro Máximo Pacheco de volver al pasado. En efecto, a través de Enap pretende acrecentar nuevamente el Estado empresario que tanto perjuicio le produjo al país durante el siglo pasado. Por de pronto, no es la mejor señal en un momento en que la Presidenta Bachelet y su nuevo ministro de Hacienda, con razón hacen todos los esfuerzos por recuperar la confianza que permita detener la histórica caída en la inversión que hoy sufrimos.
Digo máxima gravedad porque:
Primero: El Estado empresario en Chile fue una de las razones principales de la hiperinflación que sufrió el país a comienzos de los 70, ya que el déficit fiscal de la época tuvo como principal responsable las pérdidas de las empresas estatales entre ellas Enap.
Segundo: Tampoco colabora al crecimiento el que una empresa monopólica como Enap ingrese a un mercado como el de la energía eléctrica, que también posee características estructurales por lo cual debe ser regulado por la autoridad ¿Acaso no dificulta la competencia que una empresa monopólica en un insumo se integre verticalmente hacia adelante? ¿Y ello no es peor cuando el presidente de esa empresa es el regulador de los servicios eléctricos? Cabe recordar que hoy existen recomendaciones del Comité de Competencia de la OCDE que van en sentido contrario a lo que se está proponiendo con Enap. Existen numerosos libros y artículos que muestran lo que va a suceder en el futuro y cuyo resultado será una nueva reducción de la inversión privada en el sector eléctrico.
Tercero: Peor aún es esta política pública cuando observamos la realidad económica y financiera de Enap. En efecto, su relación de pasivos a patrimonio fue el año pasado de 9,3 veces, siendo el promedio de deuda de las empresas en Chile de 2,6 veces el patrimonio. Incluso más, el año pasado el fisco, o sea todos los chilenos, realizó un aporte de capital de US$ 400 millones para aliviar su excesivo endeudamiento.
Los antecedentes señalados muestran la gravedad para una sana política fiscal y de competencia de la propuesta que comentamos. Más grave todavía, su naturaleza profundamente inequitativa: Los alrededor de US$ 1.000 millones que esta política va a significar en los próximos años permitirían construir a lo menos dos hospitales o 240 consultorios de salud para beneficiar a los más de tres millones de pobres del país.
No hay duda de que el ministro Pacheco quiere volver al pasado.