Ley de cuotas ¿de verdad queremos más mujeres en política?
Derecho a voto, creación del Servicio Nacional de la Mujer, ley de filiación, nueva ley de violencia intrafamiliar, ley de femicidio, postnatal, son algunos de los logros que han permitido disminuir las brechas que aún existen entre hombres y mujeres, y que consecuencialmente han permitido mayor acceso al mundo del trabajo, visibilizar los distintos tipos de violencia y aumentar la participación política y en cargos de decisión de las mujeres.
Pero nadie podría decir que el camino ha sido fácil; han sido muchos los obstáculos que a diario se deben sortear. El principal trabajo que en esta materia hemos debido realizar es provocar un cambio cultural, de conductas y de actitud entre el hombre y las mujeres, el que no siempre es bien recibido por algunos sectores.
En los últimos días, el debate se ha centrado en la ley de cuotas que no es más que una solicitud explícita e implícita de una mayor participación política de las mujeres, por diversas razones que muchas veces no se alcanzan a evidenciar y que tienen que ver con los temas que se instalan en la agenda legislativa.
En 1990, en nuestro país el total de parlamentarias alcanzaba a 10; 7 diputadas y 3 senadoras que representaban el 5,83% y 6,38% respectivamente. Actualmente, el total de parlamentarias es de 22; 17 diputadas y 5 senadoras, que representan el 14,16 % y 13,15%, respectivamente. El aumento de la participación política que pudiera parecer insignificante, no es tal cuando consideramos que en la última elección presidencial fueron dos mujeres las cand¡datas, y una de ellas fue reelecta. Además, debemos considerar que cada vez más surgen liderazgos femeninos en distintos ámbitos del quehacer nacional.
Si hay algo en que en la época que vivimos ya no hay discusión es que necesitamos más mujeres en todos los ámbitos y, por supuesto, también en la política y en los cargos de decisión, pero para que ello ocurra deben generarse las condiciones, que no siempre tiene que ver con las imposiciones y los beneficios pecuniarios sino que en nuestra opinión se relacionan con los cambios culturales, con aquellos que nos permitan terminar con mujeres sobrecargadas, sobreexigidas y agredidas.
Por sobre leyes de cuotas, que sin el cambio cultural pueden dar lugar a mujeres en listas de lugares difíciles de obtener, lo que necesitamos como sociedad son políticas que incentiven la conciliación de la familia y trabajo, que fomenten la incorporación de mujeres al mundo del trabajo que se preocupen de las condiciones laborales, que centren el debate en la ampliación del derecho a sala cuna, el teletrabajo, la disminución de la jornada laboral para madres trabajadoras, la igualdad de las remuneraciones.
Si de verdad queremos verdadera igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres lo que necesitamos son oportunidades reales para las mujeres, y no sólo buenas intenciones como podría llegar a ser una ley de cuotas.