La trampa de la situación media
En enero el Foro Económico Mundial en colaboración con el Global Entrepreneurship Monitor GEM y Endeavor, publicaron el reporte «Leveraging entrepreneurial ambition and innovation: a global perspective on entrepreneurship, competitiveness and development» (http://goo.gl/Obfo7s) donde Chile destaca en una muestra de 44 países por sus indicadores de innovación y emprendimiento.
El reporte señala que Chile junto a otras economías, como Colombia, ha desarrollado programas y políticas pro-emprendimiento que podrían ayudar a eludir «la trampa de la situación media». Esto se refiere a que en un ambiente con mala calidad institucional y menor competitividad, hay «mucho emprendimiento», pero estos emprendedores no suelen ser innovadores o crean pocos puestos de trabajo. A medida que las economías son más competitivas, hay menor número de emprendedores, pero estos son más innovadores y tienen mayor propensión a crear empleo. Chile destaca por combinar bien ambas aproximaciones.
¿Es entonces Chile el país más innovador y emprendedor del mundo? Por supuesto que no. Y estamos lejos de serlo si nos comparamos con economías muy dinámicas e innovadoras. Si bien en Chile las acertadas políticas que han facilitado el emprendimiento, como el sistema en línea de «tu empresa en un día» o la llamada «Ley de Re-emprendimiento» -o quiebra rápida- o los programas como Startup Chile han tenido un alto impacto, no podemos precisamente caer en la trampa de la situación media y creer que las reformas estructurales que el actual Gobierno está impulsando también decantarán en más y mejor emprendimiento. Si queremos ser una economía desarrollada con igualdad, pero con capacidad emprendedora, hay que prestar atención a la balanza de tres ingredientes: número de empresarios, su capacidad de innovación, y su ambición de crecimiento. Estos emprendimientos tienen más posibilidad de éxito, pero necesitan de un ecosistema que les brinde esas posibilidades de crecimiento.