La pena por ser mamá
En un país en donde la tasa de natalidad disminuye constantemente (el 2023 Chile alcanzó un mínimo histórico con 1,3 niños por mujer) y las mujeres luchan por abrirse camino en un mercado laboral que es hostil para ellas, surgen cifras acerca de un fenómeno que preocupa y alarma: la penalización por tener hijos.
El “Child Penalty» como se conoce en inglés, hace referencia a las dificultades económicas y sociales que enfrentan las mujeres al decidir tener hijos/as en una sociedad que no ofrece suficiente apoyo para la crianza y el cuidado de estos.
Los datos que muestra el Child Penalty Atlas (National Bureau of Economic Research, 2024) afirman que en Chile, hombres y mujeres tienen una trayectoria laboral bastante similar hasta que tienen su primer hijo. En ese momento la trayectoria de él no sufre cambios significativos, pero la de ella desaparece o decrece en un 37% sus ganancias, peor aún, la trayectoria femenina toma años en volver a su estado original o en algunos casos nunca lo hace.
Esta penalización no solo afecta a las madres, sino también a toda la sociedad, pues se desencadenan una serie de consecuencias negativas. La encuesta realizada el 2023, por las agencias de investigación Questio y Qualitativa a jóvenes entre 17 y 45 años muestra que 1 de cada 5 jóvenes no quiere ser madre o padre porque opta por consolidar su carrera profesional
Si las mujeres jóvenes siguen teniendo que decidir entre tener una familia o un trabajo, se verá como una primera consecuencia la constante disminución de la tasa de natalidad, provocando un envejecimiento de la población y una disminución en la fuerza laboral.
Como segunda consecuencia se observará que la brecha de género en el mercado laboral no sólo será entre hombres y mujeres sino que además se profundizará la brecha social entre mujeres de estratos superiores que pueden costear el cuidado de sus hijos y las de estratos sociales más bajos que deben abandonar sus trabajos o emplearse en mercados informales para poder cuidar de los más pequeños.
Abordar este fenómeno requiere un enfoque integral que involucre a los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto. Es fundamental que el Estado siga implementando políticas que faciliten la conciliación entre el trabajo y la vida familiar, como el proyecto de ley referido a la sala cuna universal, por ejemplo, que permitirá a más mujeres ingresar al mercado laboral y generar una cultura de cuidados compartidos. Las organizaciones también están llamadas a generar condiciones laborales que permitan integrar, mantener y aprovechar el talento femenino.
En esta nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, comprometámonos a repensar el cuidado de los niños y niñas como una responsabilidad de la madre y del padre, con el objeto de crear una sociedad en donde la decisión de tener hijos/as sea vista como una inversión en el futuro, en lugar de una carga económica y social que solo recae en los hombros de las mujeres que son o desean ser madres.