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UDD en la Prensa

La mirada larga

 Hernán Cheyre
Hernán Cheyre Director del Centro de Investigación Empresa y Sociedad, CIES

Tiene algo de cierto -y de riesgoso-eso de que las percepciones van generando realidades. Ejemplo de esto es lo que se observa respecto de la economía chilena. En variados círculos se ha instalado la idea de que la expansión económica en nuestro país “tocó techo”, luego de un primer semestre bastante favorable, explicado por una baja base de comparación, considerando que la economía se encontraba virtualmente estancada en la primera mitad de 2017. Y a partir de esto se extrae la conclusión de que el gobierno sembró expectativas “desmedidas”, que no está en condiciones de satisfacer.
Pero, ¿qué dicen las cifras? La expansión económica durante los primeros nueve meses llega a 4,2%; Chile está volviendo a crecer este año más que el promedio mundial, lo que no ocurría desde 2013; la inversión está siendo el principal factor de crecimiento; el empleo asalariado muestra una importante recuperación, luego de un período en que los trabajadores por cuenta propia y el empleo público eran los elementos que permitían sostener el volumen de ocupación en el país; y las expectativas de los expertos consultados por el Banco Central muestran una tendencia al alza sistemática en los sucesivos trimestres de este año, así como también los organismos internacionales han ajustado al alza sus proyecciones. En rigor, lo que está ocurriendo está en línea con lo que el gobierno anticipó.
¿Qué motiva la preocupación que hoy se percibe? Obviamente hay incertidumbre derivada del panorama económico y político mundial, y también hay inquietud por el potencial de crecimiento de la economía chilena, que desde hace varios años viene mostrando una tendencia a la baja. El principal antídoto para protegerse de lo primero es la mantención de cuentas fiscales ordenadas, cuidando la tendencia de la deuda, y continuar avanzando hacia una mejor inserción internacional. Y en esto el gobierno está dando señales claras. Para lo segundo se requiere perseverar en reformas estructurales que le permitan a Chile insertarse de mejor forma en la nueva revolución industrial que está teniendo lugar, y en esta línea la re-forma del Estado que se está impulsando, el proyecto de modernización tributaria en trámite, las diversas iniciativas que en materia de inversión, productividad y pymes impulsa el Ministerio de Economía, así como la agenda en curso en el ámbito laboral, están todas orientadas en la dirección correcta y se está avanzando en ellas.
¿Qué falta? Por sobre todo, lo que hace falta es que el mundo político se saque las anteojeras ideológicas que fueron la moda en siglo pasado, para entender de mejor forma los verdaderos desafíos que como sociedad estamos enfrentando en esta nueva era. La empresa y los trabajadores se van a desenvolver en un contexto completamente diferente, del que hay que hacerse cargo. Si no avanzamos en esto, la percepción de estancamiento se hará realidad

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