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UDD en la Prensa

La lucha contra la pobreza

 Rodrigo Castro Fernández
Rodrigo Castro Fernández Académico Facultad de Economía y Negocios

Todo indica que la Casen 2011 no traerá resultados muy halagüeños, toda vez que veremos un nuevo incremento en el nivel de pobreza. El análisis preliminar indica que a pesar de que hubo muchas personas y familias que lograron salir de esta condición entre el 2009 y este último registro, el aumento en el costo de la vida -principalmente producto del alza en el costo de los alimentosmitigó la incidencia que tuvo la creación de empleos, el aumento de los salarios y las políticas sociales.
Aunque en esta oportunidad el costo de la vida aumentó menos que en el período 2008, la drástica reducción en el poder adquisitivo que enfrentó la población más vulnerable hizo que muchas personas que habían logrado superar la linea de la pobreza volvieran a caer por debajo.
En este contexto, es muy probable que el análisis político nuevamente se limite a discutir el rol del crecimiento económico y las políticas sociales en la reducción de la pobreza e indigencia. En la derrota de este flagelo no hay un santo grial. Aunque por más de dos décadas, sobre el 80% de la reducción de la pobreza se explicó por el crecimiento económico -creación de empleos y aumento de salarios-, las políticas públicas -seguro de desempleo, pensión básica solidaria, Auge subvención preferencial, Chile Crece Contigo, entre otros- han jugado un rol decisivo en la instalación de una red de protección social para las familias más vulnerables.
Frente a esta nueva caracterización socioeconómica de la realidad chilena se abren nuevos desafíos e interrogantes, y muchos de ellos se abordan con relativo éxito por las políticas públicas, la empresa privada y la sociedad civil. Sin embargo aún hay tareas pendientes que requieren un enfoque colaborativo y moderno. Todas las organizaciones tanto del sector público como privado (con o sin fines de lucro), son decisivas para hacer realidad las transformaciones necesarias para superar la pobreza y mejorar la calidad de vida de todos los chilenos. Sin embargo, esto no basta para potenciar cambios importantes en la sociedad de hoy.
El actual escenario económico político y social requiere soluciones creativas e innovadoras. El enfoque tradicional ha demostrado tener ciertas limitantes que es necesario enfrentar. Por un lado el sector privado y la sociedad civil muchas veces carecen de los incentivos y las capacidades para resolver problemas colectivos y de gran escala. A esto se suma la dificultad para diseñar e implementar políticas públicas que resuelvan la gran diversidad y complejidad de necesidades que hoy enfrentan las familias.
A pesar del aumento en el nivel de pobreza, hay una gran oportunidad para repensar e implementar esta nueva mirada moderna y colaborativa que desafíe y derrote este flagelo. Aquí el sector privado tiene la posibilidad y el deber ético de ayudar a revertir esta situación, generando una mayor vinculación e impacto positivo con la sociedad civil a la cual se expone. Con todo, el principal aporte debería venir del principio del valor compartido, que implica que la creación de valor económico pueda hacerse al mismo tiempo que se crea valor para la sociedad, abordando sus necesidades y desafíos.
Todo parece indicar que la Casen mostrará un aumento de la pobreza; para superar este flagelo se requiere un nuevo enfoque colaborativo.