La intersectorialidad en la Nueva Agenda para la Salud Mental en las Américas
En un documento dado a conocer recientemente en un acto en la ciudad de Washington (USA), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) presentó la Nueva Agenda para la Salud Mental de las Américas. Este informe, que fue preparado por la Comisión de Alto Nivel sobre Salud Mental y COVID-19, presenta diez recomendaciones para lograr una reforma de la salud mental en la Región de las Américas y que buscan atacar la crisis de salud mental de esta parte del mundo como, por ejemplo, la brecha de atención que tienen millones de personas que presentan algún trastorno mental o las consecuencias negativas que trae aparejada la estigmatización de quien padece un trastorno mental. Pero no es sólo en el ámbito de los problemas de salud mental que se enfoca esta agenda, sino que también busca el favorecer las condiciones para que más personas mantengan una buena salud mental. En palabras Epsy Campbell Barr, presidenta de la Comisión a cargo de esta nueva agenda, “invertir en la salud mental es crucial para promover un desarrollo humano equitativo y sostenible a fin de que todas las personas puedan vivir con bienestar y dignidad”.
Las diez recomendaciones que propone la OPS son: (1) Elevar la salud mental a nivel nacional y supranacional, (2) Integrar la salud mental en todas las políticas, (3) Aumentar la cantidad y mejorar la calidad del financiamiento para la salud mental, (4) Garantizar los derechos humanos de las personas con problemas de salud mental, (5) Promover y proteger la salud mental a lo largo de la vida, (6) Mejorar y ampliar los servicios y la atención de salud mental a nivel comunitario, (7) Fortalecer la prevención del suicidio, (8) Adoptar un enfoque transformador frente a las cuestiones de género en pro de la salud mental, (9) Abordar el racismo y la discriminación racial como importantes determinantes de la salud mental y (10) Mejorar los datos y las investigaciones sobre la salud mental.
Si bien cada uno de estos puntos merecen mucha atención y desarrollo, me parece que el que se refiere a la integración de la salud mental en todas las políticas merece ser destacado, dado que insta a que los actores gubernamentales, no gubernamentales, la sociedad civil y el sector privado, incluyan la salud mental en sus acciones. De este modo, hay una visión explícita de que la salud mental no depende sólo del sector salud (ej. Ministerios de Salud), sino que también es responsabilidad de otras áreas de la sociedad.
Esta recomendación plantea que es posible facilitar la promoción y prevención en salud mental y la prevención de los problemas de salud mental, aumentar la accesibilidad de la atención en este campo y mejorar los resultados en salud, cuando se mira la salud mental de manera intersectorial.
Cómo son nuestros trabajos, nuestros barrios, nuestro acceso a la educación, cómo cuidamos nuestros ambientes laborales, cómo estamos atentos a señales de riesgo en ambientes educativos o cómo entregamos información útil y fidedigna a la población, son algunos ejemplos de formas en las que podemos cuidar la salud mental en diversos ámbitos de nuestra vida cotidiana.