La hora de la tarificación
El megataco del 15 de septiembre evidenció cómo el aumento del parque automotriz en la capital superó la capacidad de las vías. Una señal de advertencia: si esto pasó en una ruta concesionada con fajas de reserva para crecer, imaginamos lo que sucederá en ciertas zonas de la ciudad cuando el crecimiento urbano genere más viajes en calles que no den cabida y no podamos ampliar.
Este escenario no está lejos de producirse en algunos sectores de la capital, y no bastará con construir más autopistas o estacionamientos para resolverlo. Aún estamos a tiempo de revertirlo, si planificamos y ejecutamos lo antes posible las obras de mejora de la vialidad existente, con fondos públicos y aportes de los desarrollos privados que generan los viajes. Lo otro es invertir fuertemente en transporte público con el automóvil. En un Chile post-Transantiago esa alternativa se limita a Metro, pero sus altos costos y tiempos de desarrollo nos obligarán a explorar alternativas complementarias, como tranvías, trenes ligeros y teleféricos que cubran las áreas donde el subterráneo no se justifique.
Mientras esperamos, lo único que queda es la gestión de tránsito y la tarificación por congestión, de manera que en aquellas zonas donde se corra el riesgo del colapso vial, los conductores se hagan responsables de planificar sus viajes o pagar el costo social de ingresar a una zona saturada en hora punta a bordo de dos toneladas de fierros humeantes. Es mejor avanzar en estas medidas por impopulares que sean, antes que terminemos con un megataco como el de la Ruta 5 al interior de la ciudad.