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UDD en la Prensa

La derrota del mainstream

 Jacinto Gorosabel
Jacinto Gorosabel Investigador FEN

Misógino, racista, populista, nazi. Fueron algunas de las acusaciones que recibió Trump, ampliamente difundidas en la prensa y refrendadas en los análisis y comentarios de quienes son presentados como «expertos» en los medios. La insistente letanía anti-Trump se convirtió en una tupida maraña de rumores, prejuicios, hechos y falsedades.
La farándula de Hollywood puso de moda el mainstream: Trump es malo y no puede ser elegido Presidente. Así, muchos ciudadanos optaron por no expresar su opinión, temerosos de ser condenados socialmente por respaldar a quien encarnaba casi todos los vicios posibles de imaginar.
El amordazamiento del «trumpismo» terminó invisibilizando y subestimando la adhesión al candidato, tanto ante los encuestadores como frente a la opinión pública internacional, que todavía no puede entender cómo casi 60 millones de personas fueron capaces de elegir como gobernante a este supuesto Hitler 2.0.
Chile no fue la excepción al influjo del mainstream. Si usted se informó por la prensa favorable a Clinton, probablemente todavía está sorprendido, confundido e incluso aterrado ante la posibilidad de que Trump desencadene en cualquier momento una guerra nuclear mundial para satisfacer su deseo de aniquilar a la humanidad. Terror bastante explicable, considerando que los mismos «expertos» que anatemizaron a Trump y anunciaron su derrota, hoy, tras su triunfo, prometen que nos espera un futuro siniestro auspiciado por su gobierno.
Pero ahora que el resultado electoral derrumbó el mainstream de la no elegibilidad de Trump por su presunta falta de calidad moral, cabe preguntarse, ¿qué hay bajo el manto comunicacional de estereotipos y eslóganes tejidos durante la campaña? ¿Cuánto habrá de cierto en los pronósticos apocalípticos sobre la administración Trump?
La respuesta la tendremos con el paso del tiempo. Mientras tanto, busque y vea completos los discursos de Trump. Escuche los comentarios de los norteamericanos de a pie. Verá que la gran mayoría de quienes le apoyan no militan en el Ku Klux Klan ni son fascistas o psicóticos, sino gente que, hastiada de los códigos de la corrección política y del ensimismamiento de su élite, prefirió elegir un presidente para su país, antes que un presidente para el mundo

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