Jóvenes
El ciclo electoral 2020-2021, que incluyó el plebiscito de entrada, la elección de convencionales, las municipales, las primarias presidenciales, las parlamentarias, los consejos regionales y las dos vueltas presidenciales, inyectó un cambio en el comportamiento del padrón electoral, con la incorporación de un número significativo de jóvenes. Dos elementos parecen destacar en la movilización de grupos jóvenes: ser parte de una nueva etapa a través de la convocatoria a redactar una nueva Constitución, y la energía generada por un candidato (hoy presidente electo) de solo 35 años.
En el caso de la segunda vuelta presidencial, se incorporaron 1,3 millones de nuevos votantes, superando los 8 millones de votos en la elección presidencial. Es probable que cuando el Servel abra la información detallada de la composición de los votantes, se revele la incorporación de muchos jóvenes a la rutina de concurrir a votar.
Los expertos señalan que cuando un grupo dejóvenes seincorpora a votar en al menos dos procesos electorales, suele permanecer activo enel padrón electoral por muchas décadas. Estamos en medio de un cambio estructural en el padrón de votantes y en las audiencias que decidirán las elecciones hacia el futuro. El futuro de la competencia política, será, como muchas otras veces, una carrera por conocer, interpretar y convocar a los jóvenes.
El Frente Amplio, una coalición marcada por jóvenes, llega al gobierno con un líder de 35 años. En pocas semanas les tocará transitar desde la crítica, la denuncia y la movilización, ala realidad de hacerse cargo de los problemas y demostrar si son capaces de resolverlos en paz, con una economía que genere empleos, y con finanzas públicas sostenibles en el tiempo. Llega una generación nueva, pero -en mi opinión- con muchas ideas viejas. Las ideas que promueven no han funcionado bien en otras latitudes y es probable que en el corto plazo se genere un desencanto y distancia de los mismos jóvenes con el nuevo gobierno.
Para la nueva oposición, es decir, la centro derecha, el desafío es grande, pero la oportunidad está presente. Los jóvenes quieren ser parte delos cambios, y están abiertos a nuevas ideas que impliquen mayor bienestar y progreso. Quieren que sus metas y anhelos se vean proyectadas en los líderes políticos. En ese sentido, los jóvenes buscan validación, proyección y reciprocidad.
La centroderecha, a pesar de la derrota electoral, enfrenta un momento oportuno para volver la mirada a los jóvenes. Cuando lo ha hecho, sus éxitos han sido contundentes. La formación en ideas, el trabajo sistemático en universidades, la conexión con la sociedad civil, han sido pilares de etapas de construcción exitosa. Asílo hizo la UDI durante mucho tiempo, así lo han hecho también Evópoli y RN en otros momentos. Con la llegada de un nuevo actor -Republicanos- a la escena de la derecha, el desafío de coordinación es grande y requiere empezar pronto. Es momento de renovación de liderazgos, de actualización de miradas, y de desarrollar un proceso de escucha muy profundo que dé paso a una propuesta actualizada y convocante de futuro.
Chile enfrenta un momento de quiebre y cambio generacional muy profundo. La llegada de Gabriel Boric al gobierno marca un punto de inflexión, e invita también a la oposición a acelerar la reflexión, el trabajo y la convocatoria a los jóvenes.