Innovación Social
En una sociedad globalizada y con un desarrollo económico sostenible, las problemáticas sociales se manifiestan en diversas dimensiones que nos desafían a pensar soluciones interdisciplinarias, multifocales e integrales. En este contexto, hoy se abre paso una nueva forma de intervenir: es la era de la innovación. Pero no de cualquier tipo.
En temas sociales siempre ha existido innovación. ¿Por qué entonces no llamar innovación social a cualquier organización o institución con foco social? Simplemente porque no todas las intervenciones sociales son innovadoras.
El concepto Innovación Social corresponde, por defecto, a lo que en proyectos de estrategia de l+D en las empresas se considera como una «innovación abierta». Involucra la generación de nuevas y mejores soluciones a través de la captura de ideas externas, uso de tecnología, modelos de gestión, nuevas estrategias, entre otros.
Por el contrario, aquellas organizaciones que generan nuevas soluciones empleando exclusivamente los recursos que poseen, pueden ser consideradas convencionales o que realizan «innovación cerrada». Estas organizaciones tienen el control sobre el diseño, la implementación de los servicios o productos creados; todo sucede al interior de las mismas. Desafortunadamente esto se traduce a una producción de soluciones limitada a los recursos con los que la organización cuente.
La innovación social se presenta entonces como una oportunidad para abrirse a nuevos espacios de acción y co-creación al mismo tiempo que permite acceder a recursos que, por sí mismas, no todas las organizaciones pueden desarrollar.
Que las organizaciones sociales decidan o no migrar hacia propuestas más innovadoras, dependerá de la necesidad de interpelar su propio paradigma para eliminar o mitigar los problemas sociales en los que trabajan.
La innovación social se presenta entonces como una oportunidad para abrirse a nuevos espacios de acción y co-creación.