Innovación Desde la Persona
Mucho se habla de la innovación con enfoque «desde las personas» y, sin duda alguna, una mirada desde el usuario entrega muchos insights que permiten impactar de gran manera la vida de los sujetos. Sin embargo esto no nos debiese llevar a olvidar el valor de la investigación «clásica» como eje central para descubrir nuevos mundos y nutrirse de la experiencia de otros. La muchas veces despreciada «investigación de escritorio» en el mundo de la innovación, permite abrir la mente y aumentar la posibilidad de generar conexiones inesperadas, además de construir un espacio de debate con otros investigadores, con los cuales se comparten intereses y visiones de mundo.
Investigar, entonces, implica transformarse para transformar, indagando en el mundo para que la innovación pueda tener un impacto de mayor envergadura permitiendo con ello que dicha investigación además cambie su manera de ver las cosas. Esto no supone volver al investigador en innovación en un barroco hábil en cada una de las disciplinas existentes pero sí le abre la posibilidad de erigirse como un articulador del conocimiento que sabe que existe. Leer es entonces sumergirse en una marea de opciones que le permiten poder conocer, interpretar y apelar a nuevas virtudes, no solo propias, sino de una comunidad interesada en una diversidad de temas.
Escritorio y terreno, rigurosidad y creatividad se entrelazan directamente en el mundo de la innovación, permitiendo aumentar no solo el tamaño del impacto, sino también su capacidad para ser replicado: para que una innovación deje una huella en la sociedad, debe cambiar el devenir de las personas, pero también debe inspirar a otros innovadores a que su sentido sea el de mejorar la calidad de vida de los que lo rodean. Y esto solo se puede hacer con un riguroso trabajo de investigación, que incluya mirar lo que se podría hacer, y también lo que se ha hecho con miras a pensar y crear desconocidos universos posibles.