Incubadoras, aceleradoras y co-works
No pasa una semana sin que escuche de una nueva incubadora aceleradora o co-work que esté surgiendo. En este ecosistema de emprendimiento en pleno auge, son términos que están de moda, pero muchos se preguntarán: ¿qué significan y de dónde vienen?
Primero aparecieron las incubadoras. Partieron hace más de 50 años en EEUU y tomaron fuerza durante los ’90. El modelo era simple: tener un gran espacio y sub-arrendarlo a emprendedores y pequeñas empresas que buscaban así prorratear los costos fijos asociados a tener una oficina. A este negocio, básicamente inmobiliario, se agregaron algunos servicios básicos como legales y contables.
Las aceleradoras son mucho más recientes (la más antigua tiene menos de diez años). Su propuesta de valor es muy distinta: el apoyo se basa en la mentoría, conocimiento y acceso a redes de contactos necesarios para rápidamente descubrir si el negocio tiene gran potencial de escalabilidad o si hay que abandonarlo. Son programas de duración acotada. Generalmente no cobran arriendo (varias ni siquiera ofrecen espacio), sino que toman un porcentaje de participación en las startups que apoyan. Es, por lo tanto, un negocio de capital de riesgo.
En Chile, hoy las incubadoras se parecen mucho más a la definición anterior de aceleradora. Típicamente entregan financiamiento semilla a cambio de propiedad accionaria y ofrecen gran parte de los servicios típicos de una aceleradora. El negocio inmobiliario asociado originalmente a las incubadoras ha sido tomado por el actor más reciente de este segmento del ecosistema: los co-works. Aparte de la consigna ya mencionada, de entregar a emprendedores espacio de trabajo más económico y flexible, basan su propuesta de valor en que cuando emprendedores trabajan lado a lado con otros emprendedores, se producen sinergias y un ambiente muy propicio a la creatividad e innovación. Es alentador ver que hoy para los emprendedores hay un número relevante y creciente de opciones para apoyarlos en llevar adelante sus proyectos.