Humanizando la ciudad
Como en muchos temas contemporáneos, la opinión pública pone más atención a los conflictos, problemas y malas noticias que a los beneficios, virtudes y buenas nuevas que reconozcan que vivimos en un mundo mucho mejor que el de nuestros padres. El caso más evidente se da en nuestras ciudades, donde abunda la discusión sobre los graves problemas de segregación, inseguridad, dificultades del transporte, destrucción del patrimonio o las tensiones entre vecinos y empresas de servicios por la localización de infraestructuras como antenas de celulares o plantas de tratamiento en su patio trasero.
Por lo general, la primera línea de responsabilidad sobre estas demandas las asumen el Estado y sus instituciones, las empresas o las autoridades locales. En el otro frente, se escuchan con fuerza quejas de miles de ciudadanos de a pie. Todos somos usuarios de la ciudad, y por lo tanto tenemos opinión sobre ella. Lo que olvidamos es que, en cuanto ciudadanos, también tenemos responsabilidad sobre lo que en ella pasa.
Muchos olvidan que detrás de estos conflictos y tensiones hay seres humanos, ciudadanos y personas de bien que dan lo mejor de sí para aliviar dichas tensiones y facilitar la vida de todos en la ciudad. Pensar que las autoridades centrales de turno van a solucionar los problemas de la ciudad es muy limitante, ya que los tiempos de la ciudad no coinciden con los ciclos electorales. En este contexto, cobra relevancia el rol de aquellos actores comprometidos a largo plazo con la ciudad. Entre estos tenemos a las empresas prestadoras de servicios como las sanitarias, transporte, telecomunicaciones, energía, tecnología e infraestructura. Más allá de su origen público o privado, estas empresas tienen su ámbito de acción e inversiones comprometidas a largo plazo en la ciudad y han pasado de la provisión básica a responder a las crecientes demandas de mejor cobertura y calidad de servicio. Por otro lado, vemos el surgimiento de organizaciones ciudadanas que, dejando atrás el estereotipo de la queja o fiscalización comienzan a moverse hacia acciones proactivas. Por último, los municipios, como primera línea de atención a las necesidades de la población, están innovando hacia nuevas formas de relación, gestión consulta y toma de decisiones.
Es tiempo de dejar de mirar los problemas urbanos como un enfrentamiento entre actores y sentarnos todos al mismo lado de la mesa a buscar formas colaborativas para construir mejores futuros para nuestras ciudades.
Hace cuatro años, un grupo de empresas de servicio, infraestructura y universidades lanzaron el Foro Santiago 2041, encuentro anual que apunta a congregar a todos quienes quieran pensar y actuar para que la capital llegue a sus 500 años de fundación con los mejores indicadores de calidad de vida que merece. En este espíritu es que el próximo martes 23 se realizará una nueva versión del foro, que abrirá la discusión sobre cómo canalizar todas las fuerzas y dinámicas de nuestra ciudad para recuperar su rol como la casa de todos. Es de esperar que florezcan con fuerzas éstas y otras formas de movilización pacífica y ciudadana para humanizar nuestras ciudades.
Es tiempo de dejar de mirar los problemas urbanos como un enfrentamiento entre actores y sentarnos a buscar formas colaborativas para humanizar nuestras ciudades.