¿Gratuidad para los emprendedores?
En la discusión sobre el tema del financiamiento de la educación superior, la noción de un crédito contingente al ingreso hace bastante sentido: el Estado facilita recursos para que la persona pueda estudiar, y el beneficiario devuelve los fondos que recibió en función de los ingresos que reciba posteriormente en su etapa laboral. En el caso de los emprendedores que reciben apoyo estatal para impulsar sus proyectos debería aplicarse la misma lógica.
Quienes reciben un capital semilla no adquieren ninguna obligación en este sentido, de manera que el aporte recibido es derechamente un subsidio pagado por todos los chilenos. Al igual que en el caso de los créditos estudiantiles, lo menos que podría pedirse es que si al emprendedor “le va bien”, devuelva al Estado el aporte recibido, para así poder canalizar esos recursos a otras personas que también están buscando una oportunidad. Parece lo más justo.
Durante el período en que me correspondió encabezar la Corfo hicimos el intento de corregir esta situación a través de un par de programas piloto, para testear el funcionamiento de este modelo alternativo. Lamentablemente ello no fue posible, dado que la Contraloría general de la República no dio su aprobación a esta propuesta, con el argumento de que si una persona recibe un beneficio bajo la modalidad de “subsidio”, jurídicamente no es posible solicitar una “devolución”. La opción natural y lógica, entonces, es transformar el “subsidio” en un “aporte reembolsable”, el cual sería devuelto en función del resultado del proyecto. Sin embargo, bajo esta figura el aporte que recibe el emprendedor viene a ser, en el hecho, una suerte de “crédito contingente”, y Corfo no tiene facultades para otorgar créditos directos a los emprendedores…
Sin perjuicio de los ajustes legales que sea necesario realizar para poder lograr una mayor flexibilidad en la forma de canalizar recursos de apoyo al emprendimiento y la innovación –materia en la que también habría que incluir a los fondos de apoyo a proyectos de investigación científica y desarrollo tecnológico-, lo concreto es que no parece justo que el apoyo brindado a los emprendedores a través de capitales semilla tenga la connotación de “gratuidad”. En el caso de los grupos de más bajos ingresos que son atendidos por el Fosis, que básicamente buscan una opción de subsistencia, ello no sería problema, y también podría no serlo en buena parte de los programas de Sercotec. Pero distinto es el caso de Corfo, que está orientado a otro tipo de emprendedores y con un potencial muy distinto. En este caso sí que amerita esfuerzos la búsqueda de fórmulas para resolver la inconsistencia.
Los propios emprendedores deberían estar en favor de un cambio de este tipo, por cuanto ello permitirá legitimar los esfuerzos que el Estado realiza para apoyarlos, especialmente en un contexto de estrechez fiscal con múltiples necesidades. De lo contrario, se está frente a una inconsistencia que es difícil de justificar, salvo en aquellos casos en que hay otro tipo de beneficios sociales que nos son internalizados directamente por quienes reciben el apoyo, como es el caso de los proyectos de I+D, por ejemplo, que por esta razón pueden acceder a un beneficio tributario especialmente contemplado en la ley.
La experiencia comparada muestra que los programas de apoyo al emprendimiento y a la innovación a través de programas tipo capital semilla suelen contemplar algún tipo de devolución. De hecho, nuestro vecino país Argentina, que el año pasado promulgó una Ley de Apoyo al Emprendimiento –que entre otras cosas incluyó la opción de crear empresas en un día, siguiendo el modelo chileno- en lo referido a capital semilla el programa ofrecido se define explícitamente como un “préstamo sin interés”, lo cual ya es considerado un beneficio importante. Pero no está contemplado que el capital semilla como tal sea entregado al beneficiario como un subsidio.
No obstante los avances que se han logrado para contar en Chile con un buen sistema de apoyo al emprendimiento, mecanismos como el capital semilla pecan de ser excesivamente generosos, lo cual termina siendo perjudicial para los propios emprendedores. Quien asuma como Vicepresidente Ejecutivo de Corfo tiene un interesante desafío por delante en este tema.