Governance: El Nuevo Modelo Chileno
El reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que rechazó la objeción chilena por 14 votos contra 2, generó un efecto social que se nos ha hecho habitual: que no nos quiere nadie, que nos ganamos el rechazo de nuestros vecinos cansados de tanta pedantería, que Bolivia tiene la simpatía del mundo entero, entre otros mea culpa. Y a raíz de los últimos casos de financiamiento irregular de la política ahora sumamos el agravante de estar contagiados con las mismas prácticas que con tanto espanto hemos criticado siempre de nuestros vecinos del barrio.
Una reflexión que surge de un reciente viaje a Colombia, donde participé en el Sexto Encuentro de Empresas de Familias Latinoamericanas, organizada por el Family Business Network (FBN), al que represento en Chile. El foco del debate con grupos locales y de Ecuador, Perú, Argentina, era la innovación que involucra el proceso de transformación de las empresas desde familiares a multilatinas. La instancia me permitió visualizar el rigor que nos está haciendo nivelarnos hacia arriba derivado de la crisis de governance en Chile en cuanto a prácticas de buen gobierno corporativo. Por contraste, en el resto de la región siguen cometiendo alegremente los mismos errores, con la misma tranquilidad con que lo hicimos acá por décadas.
Pese a los escándalos recientes – y precisamente porque siguen siendo escándalos para nosotros -, la governance aquí es un tema que se aprende a golpes pero una vez asumida, se respeta, se practica y se cumple.
Un buen momento, entonces, para una lección de humildad asociada a una oportunidad: compartir nuestra experiencia y aportar a un mejor ejercicio de la governance en nuestro propio barrio, sin sermones ni pavoneos.
Hoy podemos y debemos creer en un nuevo caso de éxito: el nuevo modelo chileno de buena governance, tarea a la que todos estamos llamados. Que la sobriedad y el rigor se vuelvan a imponer para mostrar, esta vez, un nuevo aprendizaje de nuestra capacidad de levantarnos de las crisis y transmitir esa experiencia a nuestros vecinos del barrio, saliendo de nuestro encierro y mostrando esa cara positiva que no dejamos ver.