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UDD en la Prensa

Fátima

 Julio Alvear Téllez
Julio Alvear Téllez Director de Investigación, Facultad de Derecho

Han pasado cien años. Y no es solo devoción. Rodeado por el interés mediático, el Papa Francisco ha concurrido como peregrino al lugar de las apariciones para «confiar a la Virgen el destino universal y eterno de la humanidad».
¿Por qué? Porque graves acontecimientos ocurridos durante el siglo XX fueron preanunciados aquel año de 1917, como, por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial o la configuración y expansión de la Rusia soviética. Y quedan, como se sabe, varias cosas pendientes. Algo que tiene que ver con el futuro pende en Fátima una y otra vez. Por eso suscita tanto interés -o tanta aprensión- en creyentes y no creyentes. Y los pastorcitos que han sido canonizados fueron testigos privilegiados de ello.
En dicho contexto, Juan Pablo II en su tercer viaje a Fátima, el 13 de mayo del año 2000, sostuvo, con la mirada en el Apocalipsis, que «el mensaje de Fátima es una llamada a la conversión, alertando a la humanidad para que no siga el juego del ‘dragón’, que, con su ‘cola’, arrastró un tercio de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra (cf. Apocalipsis 12, 4)».
Y hace siete años, el 13 de mayo de 2010, Benedicto XVI declaraba que «se equivoca quien piensa que la misión profética de Fátima está acabada. Aquí resurge aquel plan de Dios que interpela a la humanidad desde sus inicios».
Algunos han pretendido, dentro de la Iglesia, hacer olvidar la dimensión profética del mensaje de Fátima. De hecho, la mayor parte de los especialistas sostiene que para el año 2000 la Santa Sede no reveló de un modo completo el famoso «Tercer Secreto».
La presencia del Papa Francisco en este venturoso centenario anima a todos los que hemos investigado seriamente estos temas a seguir reivindicando su enorme importancia.