No me extrañaría que se empezara a hablar de agenda pro crecimiento
No me imagino cifra más inoportuna. Justamente ahora que se está tramitando la reforma tributaria, uno de los mayores reclamos era la posibilidad que esto se tradujera en desempleo.
Obviamente, el desempleo es por razones multifactoriales pero uno de los factores, y en eso hay consenso, es la incertidumbre económica: el no saber exactamente cuáles serán las reglas en que van a operar las empresas en los próximos años.
La mayor carga tributaria que está anunciada en la reforma empieza a golpear a los proyectos de inversión y, por lo tanto, a la creación de empleo.
Para el Gobierno el desempleo se puede transformar en un gran fantasma porque se contrapone directamente con lo que quizás fue el principal logro de la administración anterior: el millón de empleos.
Escuchamos durante todo el gobierno de Sebastián Pinera y la ciudadanía reconoció que fuera capaz de dar más trabajo. Estamos en un proceso de desaceleración. Cuando uno lee las cifras económicas, uno ve que ya hay inquietud y el Banco Central ya está operando como un organismo reactivador de la economía: bajó la tasa una vez y ya está anunciado que lo más probable es que la vuelva a bajar. En la construcción, por ejemplo, hay una cantidad de proyectos que están suspendidos o con un retraso importante.
Recuperar la confianza entre el Gobierno y la economía va a ser un proceso difícil y de largo plazo. Creo que la tensión que provocó el ministro de Hacienda con frases como «los poderosos de siempre» o «aquellos que no quieren colaborar» debilitó mucho la confianza que necesita todo inversionista respecto de las autoridades. La confianza se pierde rápido y se restaura más lento. Recuperar eso será un poco más lento.
No me extrañaría que en el segundo semestre se empezara a hablar de agenda pro crecimiento para dar señales y revertir esta desconfianza de los inversionistas hacía la capacidad y estabilidad del país hacia adelante. No creo que afecte la tramitación de la reforma, pero reduce espacios para quienes esperan que se reviertan ciertas medidas o se profundicen otras. Es una mala señal objetiva y que nadie quería de vuelta.