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UDD en la Prensa

Escenario presidencial en la Alianza

 Gonzalo Müller
Gonzalo Müller Académico e investigador, Facultad de Gobierno

Se comienza a sentir en los partidos oficialistas la tensión propia de la definición presidencial. En los hechos vemos cómo los partidos y sus dirigentes han comenzado a discutir en torno al modo de seleccionar al candidato que represente al oficialismo. Primarias, encuestas o la primera vuelta presidencial son los mecanismos que se han discutido en las últimas semanas.
En todas ellas lo que se pretende es dar protagonismo a los ciudadanos en la elección del candidato presidencial. Un aspecto, a estas alturas, insoslayable, donde las tres alternativas presentan defectos y virtudes que pueden tener efectos directos en el resultado que obtenga el candidato elegido.
Las primarias son un buen mecanismo para seleccionar candidatos, siempre que se logre una participación relevante de los electores; de lo contrario, no pasa de ser un mecanismo de legitimación de una decisión que en realidad toman los partidos.
Para poder hablar realmente de primarias éstas deben ser abiertas, simultáneas en todo el país, y deben cumplir con un piso mínimo de participación para ser vinculantes; de lo contrario, el ejercicio queda a merced del acarreo y el caudillismo, lo que explica en parte el desprestigio y la desconfianza hacia los políticos.
Además, en las primarias los partidos igual tienen una cuota importante para determinar quiénes pueden o no participar en el proceso. En este sentido, los partidos de la Alianza deben cuidarse de no incurrir en los errores cometidos por la Concertación, como cuando en las anteriores primarias presidenciales decidieron excluir a Marco Enríquez-Ominami sepultando parte de su opción.
Por su parte, las encuestas también son un mecanismo legítimo para orientar la decisión presidencial, ya que les permite a los partidos escuchar a los ciudadanos y ver cómo valoran a los candidatos. De hecho, los dos últimos presidentes de Chile (Bachelet y Piñera) terminaron siendo ratificados por los partidos en función del alto apoyo que recibieron en los sondeos.
En el caso de la primera vuelta presidencial, la historia dice que aquellas coaliciones que se presentaron divididas siempre perdieron las elecciones. En algunos casos, eso sí, se cumplió un objetivo secundario: el de sumar más votos en primera vuelta, lo que puede tener un efecto positivo en los comicios parlamentarios. Sin embargo, la dificultad radica en la suma posterior de los votos en la segunda vuelta (tanto en la suma Pinera más Lavín el 2005, o la de Frei más MEO y Arrate el 2009, el resultado fue adverso). Renovación Nacional ha comenzado a proclamar informalmente al ministro Andrés Allamand como su presidenciable, mientras la UDI postergó este debate hasta después de las elecciones municipales.
No obstante, para seleccionar al candidato presidencial, la clave sigue siendo el apoyo popular, y la conexión entre el candidato y la ciudadanía. Lo importante es que cualquiera sea el mecanismo de selección del candidato, éste debe estar siempre al servicio del objetivo final, que es definir a la figura que mejor represente las ideas y valores de la Alianza por Chile, asumiendo que el designado debe ser capaz de construir una mayoría ciudadana que lo elija. Para seleccionar al candidato del sector, la clave sigue siendo el apoyo popular y la conexión entre el postulante y la ciudadanía.