Esa delgada línea roja
La urgencia de la coyuntura suele actuar como imán que concentra la atención en los temas del momento, copando los espacios requeridos para pensar, reflexionar, elaborar y consensuar una agenda con mirada de futuro. Un país que coloca todo el énfasis en resolver las necesidades de corto plazo está condenado a serios tropiezos que van a afectar su desarrollo, y si la preocupación es sólo por el futuro, el camino quedará cortado y no habrá forma de llegar al punto de destino anhelado. Hay una delgada línea roja que une ambas visiones, y es tarea de los gobiernos buscar la forma de transitar por ella sin caer a ninguno de los dos lados.
Durante este primer año, el gobierno ha hecho esfuerzos para compatibilizar la visión corta con la mirada larga, entregando señales que han apuntado no sólo a revitalizar la economía en el corto plazo, sino que también presentando propuestas para mejorar el potencial de crecimiento de mediano y largo plazo. Ejemplos de esto son las iniciativas de agilización de inversiones, de mejores condiciones de pago para las pymes, así como los proyectos de modernización tributaria y de mejoramiento del aparato estatal.
Un hito importante del año 2018 para transitar por esta delgada línea roja, pero que no ha recibido suficiente atención, fue la Mesa del Acuerdo para el Desarrollo Integral convocada por el presidente Piñera. Las más de 100 propuestas entregadas por esta instancia, en una amplia gama de temas, ha permitido delinear una hoja de ruta consensuada, constituyéndose el informe en un marco de referencia, que debería servir como ancla al momento de discutirse políticas públicas específicas. Más allá del domicilio político de sus integrantes, lo fundamental fue la capacidad de llegar a acuerdos en múltiples materias, compartiéndose el diagnóstico y las líneas de acción a partir de tres anclas: primero, construir a partir de lo ya alcanzado, dejando de lado los experimentos refundacionales; segundo, necesidad de fortalecer la política y las instituciones, para cimentar la confianza como pilar fundamental; y, tercero, fortalecer alianzas público-privadas como mecanismo para mejorar y potenciar capacidades.
Si en el diseño de políticas públicas logramos concentrarnos en aquello que nos une, podremos lograr avances importantes hacia el desarrollo integral, que como sociedad anhelamos. En los temas tributario, laboral, previsional y educacional, que coparán la agenda durante 2019, hay una línea base que puede ayudar mucho a la discusión.