Errar para innovar
Errar es parte de la naturaleza humana. El problema es que parece ser que sólo los humanos tropezamos dos veces con la misma piedra. La mayoría de los investigadores genera hipótesis mentales a partir del estudio de distintas fuentes que después intentan replicar en un experimento controlado.
El problema ocurre cuando los resulta dos no son los esperados (entre 50% y 75% de los casos según estudios) y los descartamos como «ilógicos» o «incorrectos» y seguimos en la búsqueda del resultado esperado, repitiendo de manera más cuidadosa los pasos previos para lograr el anhelado resultado. Pero en muy pocos casos ponemos atención a explicar por qué ocurrió lo que ocurrió y cuál es el valor de este hecho. Esto ocurre porque muchos investigadores trabajan en laboratorios rodeados de personas con un área de expertise y características muy parecidas a las suyas. Al discutir los resultados de sus experimentos, todo el grupo de trabajo llega a la misma conclusión: «Hay un error en el experimento», sin darse cuenta que, en muchos casos, el resultado es un descubrimiento nuevo e inusual. Si no, pregúntenles a los astrónomos Arno Penzias y Robert Wilson, de Bells Labs, que pasaron un año entero intentado medir la radiación emitida por la Vía Lactea y sólo capturaban una permanente estática (que atribuyeron a los pájaros, ruido de la ciudad, fallas del equipo, etcétera). Cansados y derrotados, se retiraron pensando que habían fallado en su intento. Sólo cuando Arno salió de su «círculo» y se acercó al físico nuclear Robert Dicke, se dio cuenta de que el «ruido» era el registro de la radiación residual del Big Bang, descubrimiento por el que obtuvieron el Nobel en 1978. ¿Moraleja? Dos: desafíe sus supuestos y cuestione sus creencias en todo momento; los hechos son más fuertes que las conjeturas. Eso es lo que importa. El otro punto es rodearse de gente «ignorante» de su área de conocimiento y que no tema contradecirla. Si hay dos personas en una sala y sólo una opinión, es probable que haya una persona de sobra.
Apertura interna a ideas y diversidad son dos elementos clave para la creatividad y la innovación. Estas variables están incluidas en el Ranking de Culturas Creativas de la UDD y MMC.