Energía: buenas intenciones
El ministro de energía señaló en su primera intervención como tal en la prensa indicando que tenemos un problema «critico» de energía para tos próximos arios. Esto no sorprende a nadie, pero al menos está la esperanza de que es una prioridad darle una solución al problema.
Creo que mucha gente no lo dimensiona, pero los procesos de racionamiento son muy disruptivos en la sociedad y generan un fuerte malestar social. Tenemos que comprender que el crecimiento económico es la base de la mejora en el bienestar social. El Estado basa sus políticas públicas en el gasto, para cual debe recaudar. Con menor crecimiento se recauda menos y, por lo tanto, las políticas no se financian.
Chile requiere del orden de 500 a 600 MWH al año de potencia para seguir creciendo al ritmo de los últimos años, pero dada la eterna judicialización de los proyectos la inversión en energía de base (barata de operación, pero cara de inversión como la hidroeléctrica) no ha crecido como debiera. Nuestro país posee el recurso hídrico necesario para asegurar los requerimientos de energía sin embargo el panorama ahora es muy desalentador.
Las opciones que nos van quedando ahora para suplir la mayor demanda industrial, comercial y residencial son la instalación de centrales de baja y rápida inversión pero de alto costo de producción que funcionan principalmente con Diesel provocando un nivel de contaminación que supera con creces cualquier otra forma de generación
Las Ernc no alcanzan para suplir esta demanda dada sil baja generación continua ya que dependen de factores climáticos. Las buenas intenciones están, sin embargo creo que el tema pasa por otros actores que al parecer no tienen intenciones en transar. No olvidemos que sin importar la fuente de energía, siempre va a existir algún costo asociado para la sociedad.
Aquí se trata de que no perdamos la senda de crecimiento que llevamos y podamos compatibilizarlo con el país que queremos en el futuro.