Encuesta Adimark y capital político de Bachelet
Al igual que en su gobierno anterior Michelle Bachelet se ha abstraído de la línea de fuego en los temas políticos, dejando que sean sus ministros los que sean vistos como encargados de cumplir con la agenda de Gobierno por la ciudadanía. Detrás de esta estrategia pueden notarse distintas aristas, siendo la más evidente, la intención de blindar a la mandataria de los golpes negativos que reciben sus reformas.
Esto hace que en la última encuesta Adimark, la Presidenta esté 6 puntos sobre la aprobación de su gobierno. Sin embargo, hay otras vicisitudes que están relacionadas con esta estrategia que a la luz de los resultados de Adimark, están llevando al Gobierno a repensar sus planes comunicacionales y de posicionamiento.
Cuando las personas no ven en la agenda política del día a día a la máxima figura de Estado, la evaluación ciudadana del Gobierno recae en la gestión de sus ministros. Es en esta lógica que los resultados de Adimark tienen que haber generado preocupación en La Moneda, ya que el secretario de Estado con el más alto conocimiento por la ciudadanía, Nicolás Eyzaguirre, es a la vez el que está peor evaluado. Esto hace que el actual ministro de Educación podría convertirse en una especie de «salvavidas de plomo» comunicacional para el Gobierno, ya que al ser la segunda figura con mayor impacto mediático del ejecutivo, su bajo nivel de aprobación sólo merma la evaluación ciudadana de la administración Bachelet, y sobre todo de la reforma educacional.
Esta no es la única lectura poco auspiciosa para los encargados comunicacionales de la Moneda, ya que esta encuesta revela una caída de 5 puntos en el nivel de conocimiento del ministro Arenas, al cual han tratado de posicionar como el actor fundamental para explicarles la Reforma Tributaria a los ciudadanos. Lo que implica que el encargado de transformar una de las reformas estructurales del Gobierno en dividendo político está dentro de los 10 ministros menos conocidos por la gente.
De cara al segundo semestre de su primer año, el Gobierno de Michelle Bachelet tiene que repensar su estrategia comunicacional, buscando potenciar a sus cartas fuertes (Elizalde y Peñailillo), y tratar de subir los números de sus figuras estratégicas (Eyzaguirre y Arenas).