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UDD en la Prensa

 Enade 2024: ¿cambio en el contexto político?

 Daniel Fernández
Daniel Fernández Profesor Facultad de Ingeniería

Cuando el contexto social, político y económico en que se desenvuelve una comunidad se torna trabado, friccionado, tenso, entonces la convivencia entre las personas, al interior de las organizaciones y en el sistema institucional que las regula, se dificulta.

Afloran emociones que alientan la confrontación, retroalimentando la dinámica de conflicto.

Como consecuencia, la posibilidad de diálogo se aleja.

Frente a este tipo de escenario, los líderes están llamados a actuar aportando calma, empatía y disposición a lograr acuerdos, buscando convivir en el respeto mutuo.

Es lo que han hecho el Presidente y sus ministros y los dirigentes de los gremios empresariales en Enade 2024.

Pero esta disposición se agota rápidamente cuando al transcurrir de los días poco cambia y cada cual vuelve a sus “trincheras”.

Una oportunidad que se presenta para preservar este estado de ánimo positivo es el impulso del cambio del sistema político.

Hay bastante acuerdo entre todos los sectores de que un sistema presidencial con fragmentación de partidos es nefasto: si se deseara mantener la fragmentación —porque se estimase más representativa—, se debe migrar a un sistema parlamentario en que una coalición de mayoría nombre un primer ministro, que durará en el cargo en tanto la coalición se sostenga; en caso contrario, la figura presidencial debe contar con un significativo respaldo de pocos y grandes partidos para sacar adelante sus reformas, y lo mismo la oposición, para ejercer el contrapeso necesario.

¿Por qué centro el análisis del actual escenario en el sistema político, más que en la economía? Porque buena parte de la incertidumbre económica que observamos se debe a que se mantienen abiertas cuatro reformas fundamentales: seguridad, pensiones, tributaria y salud (isapres).

La cantidad de actores que participan en el debate enreda la tramitación de estas reformas: entre los constituidos, en formación y en trámite, existen en Chile más de 30 partidos (no todos con representación parlamentaria) que se agrupan en pactos electorales que muchas veces duran lo que dura una elección.

El problema del estancamiento de la economía, las inversiones y la productividad es económico, por cierto, pero solo puede ser resuelto en el espacio de lo político: en la definición de las regulaciones, los incentivos, el despeje de reformas claves y la gestión de políticas pública claras y sostenidas.

Un acuerdo sobre el sistema político cambiaría el contexto y abriría posibilidades de nuevos acuerdos: hay una oportunidad; ojalá esta vez no se desperdicie.