Empresas: ¿optimizar o transformar?
A estas alturas ya es una frase cliché, pero nos encontramos ante una revolución que no es solo una revolución industrial, sino que es una revolución cultural que afecta cómo queremos vivir, interactuar, trabajar, consumir y desarrollarnos. Uno de los principales causantes de esta revolución son las nuevas tecnologías y la velocidad a la que estas siguen surgiendo. Las expectativas que tenemos como clientes con las empresas es de una experiencia sin roce, una experiencia como Uber, donde todo fluye: pido directo de mi celular sin siquiera tener que decir dónde estoy porque el GPS lo informa, puedo ver por dónde viene a buscarme, la tarifa está clara y al terminar el viaje no tengo que preocuparme de pagar.
Las nuevas tecnologías han permitido crear nuevos modelos de negocios y de operación de las empresas, y nosotros como clientes esperamos una mayor calidad de la interacción, servicios y productos. Entonces, ¿qué es la transformación digital de una empresa? Es desarrollar una estrategia tecnológica que les permita implementar un modelo de negocio capaz de competir con el “Uber” de su industria cuando éste surja. Y es «cuando», en vez de «si es que», intencionalmente, porque no hay duda de que van a aparecer.
Muchas empresas creen estar embarcándose en una transformación digital cuando en realidad están incorporando tecnologías para mejorar/optimizar sus procesos actuales. Esto no es necesariamente un error, pero sí tiene que ser una decisión estratégica. Por ejemplo, si una empresa, analizando la situación de su industria, determina que la disrupción llegará más allá de su horizonte de planificación, la estrategia apropiada puede ser realizar una optimización digital de sus procesos. Si por el contrario, ven que una empresa disruptiva puede aparecer pronto, deben pensar en una transformación profunda. Tomar cualquiera de las opciones tiene incertidumbres y, por lo tanto, riesgos asociados. Pero lo único que está claro es que esto está avanzando y no podemos evitar la decisión.
Independiente de si se quiere comenzar con un proceso de optimización digital o una transformación digital, para lograr sobrevivir en estos tiempos las empresas tienen que volverse ágiles, capaces de cambiar sus planes cuando el contexto cambia, pensar en métricas e incentivos que se alineen con las necesidades de innovación y que permitan que los gerentes no solo se focalicen en los objetivos del año sino que en el largo plazo.