Emergencia ambiental
Hemos tenido varios días consecutivos con preemergencia ambiental. El sábado pasado tres estaciones de monitoreo de la Región Metropolitana marcaron lo suficiente como para declarar una emergencia, y no una preemergencia. Pero según las autoridades, esto se debió al partido de nuestra selección contra la de México, lo que habría generado un aumento de las emisiones debido a la movilidad de las personas y a los asados. A juicio de quienes toman las decisiones se trató de un hecho puntual. ¿El Día del Padre también fue un evento puntual en el que muchas personas se movilizaron para celebrar o festejar con un asado?
Quienes trabajan con modelos matemáticos saben que todo fenómeno consta de variables medibles y no medibles. Algunas de las últimas, aun cuando no entran en la ecuación como números, sí tienen influencia en el fenómeno. La ausencia de estos eventos no medibles, pero altamente esperables, son una debilidad de cualquier modelo. En esas circunstancias, las decisiones no deben tomarse en torno a su resultado sino en función de lo que está ocurriendo. En estas situaciones la predicción que entrega el modelo debe reinterpretarse a la luz de todos los antecedentes y ponerse en contexto.
Así, la previsión de un aumento en la movilización o en los asados, en un contexto de mala ventilación, debe considerarse para declarar la emergencia ambiental. Quedan partidos pendientes. Además, ya se prevé una mala ventilación y ausencia de precipitaciones. ¿No es esta información suficiente para complementar la predicción del modelo y tomar una decisión?