Elegir mejor: clave para la reforma al sistema político
Una de las discusiones más relevantes del último tiempo es la reforma política: generar mayor coordinación en el Congreso, mejorar la calidad de los partidos, sancionar el transfuguismo, cambios al sistema electoral, entre otros. No obstante, se carga con el dilema de la “autorregulación”; es decir, son los mismos políticos quienes deliberan y aprueban estas modificaciones, lo que es un desafío respecto a su viabilidad.
Cada cierto tiempo se abre una ventana de oportunidad que no depende exclusivamente de la clase política para mitigar algunos de estos fenómenos: las elecciones. Es verdad que la oferta de candidatos está mediada por los partidos. Sin embargo, esta es una instancia que le permite a los ciudadanos decidir quién los representará. Si bien los cambios son relevantes para generar incentivos que promuevan mayor colaboración, si tenemos autoridades deficientes no habrá reforma capaz de revertir el clima adversarial de la política.
Esto nos conduce a una pregunta central y a ratos un tanto incómoda, ¿tiene la ciudadanía alguna responsabilidad de los políticos que hoy nos representan? La respuesta es sí, e ignorar este cuestionamiento elude la importancia de la sociedad civil en una democracia saludable. Entonces, ¿qué significa elegir mejor? Responder esto admite dificultades por lo complejo de la representación, pero se pueden establecer mínimos comunes: inclinarse por el candidato que no infantilice la discusión pública; elegir a quienes presentan soluciones a problemas complejos, no al que sólo vocifera más fuerte y se dedica a hablar mal del opositor. Premiar el pragmatismo, la capacidad de conducción y especialmente de ejecución por sobre aquellos que promueven ideas en abstracto o de un revanchismo sin retorno.
Es crucial, ante las elecciones municipales y de gobernadores, que el elector haga una valoración crítica de los incumbentes y de los nuevos actores que entrarán a competir, pues es la antesala a lo que serán las elecciones de 2025. Si se elige a los candidatos que tienden a demonizar los acuerdos, abusar del discurso y promover la polarización, ni siquiera una buena reforma del sistema político ayudará a que salgamos del pantano. Aunque los costos de información hayan aumentado por exacerbar de sobremanera la oferta de candidatos, la ciudadanía todavía mantiene un rol fundamental en este escenario: ser capaz de elegir mejor.